En este artículo, queremos destacar siete pasos para un consumo inteligente, extraído del trabajo desarrollado en el marco del Convenio establecido entre el Ministerio de Educación, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores para la Educación Financiera en la Escuela.
El objetivo de esta iniciativa es mejorar la cultura financiera de la población y, en concreto, ayudar a las personas a ser más conscientes en el momento de tomar decisiones en su consumo y que pueden afectar a la economía personal y al bienestar global.
EL CONSUMO INTELIGENTE EN 7 PASOS
1. Consumo consciente
Todas las personas que habitan en el planeta son consumidoras y, al consumir, un individuo decide lo que es bueno para sí mismo/a. La suma de las decisiones que una persona toma al consumir, dirige el mercado y la economía en su conjunto.
La persona que consume siendo consciente de su poder como consumidor, sus derechos y obligaciones, que sabe qué es lo que necesita, lo exige y asume las consecuencias de su modo de consumir, está consumiendo de forma inteligente.
2. Consumo informado
Todas las personas son libres de elegir lo que quieren consumir, pero para poder tomar esta decisión y decidir entre las distintas opciones que le ofrece el mercado, primero de todo, es imprescindible informarse.
La persona que consume comparando calidad y precio previamente, que selecciona productos que satisfacen de forma real y efectiva las necesidades que tiene, está consumiendo de forma inteligente.
3. Consumo crítico
Cuando se oferta y se promociona un producto, detrás hay una serie de publicistas y proveedores que quieren vender su artículo o servicio, convenciendo al consumidor y la consumidora de la necesidad de adquirirlo. A veces, la publicidad asocia a este producto o servicio, características y valores que no son reales, como mejorar el estatus, tener más poder, conseguir ser más atractivo/a, tener más fama, etc.
La persona que consume teniendo en cuenta este aspecto y desde un punto de vista crítico ante la publicidad y las modas, se valora y valora a las demás personas por lo que son y no por lo que tienen, está consumiendo de forma inteligente.
4. Consumo saludable
Gracias a los avances médicos, científicos y tecnológicos, podemos decir que hoy las personas han aumentado la expectativa de vida, gracias a los productos y los servicios que estos progresos proporcionan a la sociedad. Pero a veces, parte de esta evolución ha propiciado a seguir unos hábitos poco saludables y una vida sedentaria.
La persona que consume pensando en su salud, llevando una alimentación completa y equilibrada, manteniéndose activa, duerme bien, modera el consumo de alcohol, no se automedica y evita fumar, es una persona que consume de forma inteligente.
5. Consumo sostenible
Hoy, el planeta y las sociedades sufren décadas de explotación, desperdicio y contaminación de la Tierra y de sus recursos naturales, sin restricciones y sin reflexionar sobre las repercusiones, comprometiendo el desarrollo y la vida de las generaciones futuras.
La persona que consume pensando en los efectos que su consumo tiene en su entorno y escoge siempre que puede productos ecológicos y de proximidad, que usa el agua y la energía que necesita sin hacer un mal uso, separando la basura y aprovechando los productos, evitando tirar y malgastar, está consumiendo de forma inteligente.
6. Consumo solidario
La desigualdad económica en el mundo provoca que algunas personas puedan comprar todo lo que deseen y que otras, en cambio, apenas puedan consumir lo que es imprescindible para garantizar su supervivencia y poder vivir de manera digna.
La persona que compra objetos y contrata servicios considerando los efectos de este consumo en otras personas y que, cuando le es posible, escoge productos artesanales y/o de empresas con políticas laborales justas y procesos de producción limpios, consume de forma inteligente.
7. Consumo activo
El consumo activo hace referencia a conocer los derechos que cada individuo tiene como consumidor, tomar decisiones responsables y contar con una red de apoyo de organizaciones de consumidores y usuarios para así garantizar la justicia y las buenas prácticas en el consumo. Esto hace que los consumidores sean más fuertes.
La persona que consume de forma responsable y suma fuerzas con otras personas para conocer y defender sus derechos como consumidores, consume de forma inteligente.