Las sequías, fenómenos naturales que han afectado a diversas civilizaciones a lo largo de la historia, se han convertido en una preocupación global con consecuencias económicas y humanas devastadoras. Desde el comienzo del siglo XXI, estos periodos críticos de escasez de agua han experimentado un aumento del 30%, según datos de la ONU.
A lo largo de los siglos, las sequías han dejado su huella en civilizaciones como los mayas, quienes invocaban al dios Chaac para obtener lluvias que revitalizaran sus cultivos. Pero es que la ausencia de lluvias es una situación que sigue afectando hoy en día a aproximadamente 55 millones de personas cada año. La historia nos enseña que la sequía es, por tanto, un recordatorio de la persistencia de este desafío a lo largo del tiempo y que va en aumento.
LA REALIDAD TRAS UNA SEQUÍA
Es crucial comprender la diferencia entre sequía, aridez y sequía estival. La sequía se define por un déficit de agua en un área durante un período específico, siendo la falta de lluvia la variable fundamental. Según el informe Droughts in numbers 2022 de la ONU, la cantidad y duración de las sequías ha aumentado un 30% desde el año 2000, vinculado en parte al cambio climático y a temperaturas elevadas que incrementan la evaporación.
Sergio Vicente, profesor de Investigación del Instituto Pirenaico de Ecología, destaca que aunque las sequías no pueden preverse meteorológicamente, sus impactos pueden mitigarse con una gestión adecuada del agua.
CONSECUENCIAS MULTIDIMENSIONALES DE LAS SEQUÍAS
Las secuelas de las sequías abarcan múltiples niveles: medioambiental, económico, social y cultural. Ambientalmente, se generan efectos adversos en la contaminación y en la producción vegetal. A nivel económico, sectores como la agricultura, la producción hidroeléctrica y la calidad del agua se ven directamente afectados, llevando a la inseguridad alimentaria, desempleo y pobreza.
La Organización Mundial de la Salud alerta que las sequías amenazan los medios de subsistencia de millones de personas, con pérdidas económicas mundiales de alrededor de 124.000 millones de dólares entre 1998 y 2017, y más de 650.000 pérdidas humanas entre 1970 y 2019, siendo más del 90% en países en desarrollo.
EL MAPA DE LA SEQUÍA EN LA ACTUALIDAD
En los últimos meses, países como Chile, Argentina, Somalia y Madagascar han experimentado sequías que han captado la atención global. España, Francia, Italia, Marruecos y Argelia también se encuentran entre las zonas más afectadas. Sergio Vicente destaca la severidad en las cuencas de Cataluña y Guadalquivir en España, pronosticando pérdidas en la producción de cereales de secano.
En Chile y el norte de Argentina, la prolongada sequía ha provocado pérdidas agrícolas significativas, mientras que en el Sahel y el este de África, la situación social, política y económica magnifica los impactos de la sequía, con casos de migraciones y mortalidad por falta de alimentación.
SOLUCIONES PARA MITIGAR LOS EFECTOS DE LAS SEQUÍAS
Son fenómenos cíclicos pero cada vez más frecuentes y severos, amenazan con cambiar el mundo si no actuamos de inmediato. Esta situación de falta de agua, que inicialmente afectaba principalmente a África, ahora se expande a todos los continentes, desde Asia y el Pacífico hasta Europa.
Para contrarrestar los efectos de las sequías, es necesario optimizar el uso del agua, fomentar la eficiencia hídrica y adoptar herramientas de control de recursos hídricos. La inacción podría llevar a que más del 75% de la población mundial se vea afectada por las sequías para el año 2050, según advierte la ONU. Abordar esta situación global requiere medidas inmediatas y colaborativas para construir sistemas resilientes capaces de hacer frente a las sequías y preservar nuestro planeta para las generaciones futuras.
IMPACTO INMINENTE
Si no se toman medidas, nos dirigimos hacia un futuro donde el agua dulce y los suelos productivos serán un sueño lejano para miles de millones de personas. Se proyecta que para el 2050, 216 millones de personas podrían ser forzadas a emigrar debido a las sequías. Este escenario no solo afectaría a millones, sino a miles de millones de personas, generando tensiones, hambruna y enormes pérdidas económicas que afectarían a toda la población global y obstaculizarían el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
LA ESPERANZA EN LA ADVERSIDAD: LA SOLUCIÓN
Aunque la magnitud del desafío es considerable, existe esperanza. A diferencia de otros peligros, las sequías son predecibles y se desarrollan lentamente, lo que permite anticiparse a ellas. La clave radica en el intercambio masivo de conocimientos, la capacitación, la buena gobernanza y una financiación adecuada. Las comunidades afectadas por la crisis del cambio climático necesitan apoyo para adaptar técnicas agrícolas, gestionar la tierra y desarrollar la resiliencia.