Aunque las palabras probióticos y prebióticos son muy semejantes, no hay que confundirlas, pues cada una tiene un significado distinto y un impacto muy diferente cuando los consumimos. Mientras que un probiótico se refiere a un microorganismo vivo que tiene un impacto benéfico en la salud, un prebiótico es “el alimento” de este microorganismo.
Los probióticos consumen prebióticos, volviéndose más “fuertes” y ejerciendo su acción saludable de manera óptima en nuestro cuerpo. Por esto es importante entender sus propiedades y diferencias, las cuales te vamos a explicar en este artículo para que los puedas aprovechar.
LOS MICROORGANISMOS Y LA MICROBIOTA
Cuando pensamos en microorganismos, como bacterias, hongos o virus, muchas veces les damos una connotación negativa, y los relacionamos con enfermedades, infecciones o intoxicaciones. De manera general, y como su nombre lo dice, los microorganismos son organismos diminutos que se encuentran en todos lados.
¿Qué quiere decir? Los encontramos en el aire, el agua, la tierra, los alimentos, hasta nuestro cuerpo e intestinos. De hecho, se sabe que más de 39 billones de bacterias viven dentro de nosotros y la mayoría de ellas dan lugar a una gran cantidad de efectos que impactan directamente en nuestra salud y bienestar.
A estas bacterias que viven dentro de nuestro organismo se les denomina microbiota, y se ha descubierto que varían en cada uno de nosotros, dependiendo de diferentes factores como nuestro genotipo, género, y estilo de vida, incluyendo la alimentación y actividad física.
Según un estudio reciente, publicado en la revista científica “Antibiotics”, una dieta deficiente y desequilibrada, la obesidad y un estilo de vida sedentario, generan un desequilibrio de la microbiota intestinal, la cual contiene más de 500 especies de bacterias, dando lugar a una multitud de enfermedades.
Afortunadamente, hoy en día tenemos disponibles una gran cantidad de alimentos con probióticos y prebióticos, que pueden ayudarnos a mantener en equilibrio nuestra microbiota, pero es importante que los aprendas a diferenciar y saber cómo consumirlos.
LOS PROBIÓTICOS Y SUS BENEFICIOS
El término probiótico se definió desde 1908, cuando el Premio Nobel de medicina, Iliá Méchnikov, argumentó que la presencia de algunas bacterias “amigables” o “buenas” en los alimentos podría modificar la composición microbiana de nuestro organismo al ser consumidos, reemplazando a los microorganismos dañinos (patógenos).
Desde ese entonces hasta hoy, se han llevado a cabo numerosos estudios de investigación y se ha llegado a una definición oficial, declarando que los probióticos son microorganismos vivos que cuando son administrados en cantidades suficientes, confieren una acción benéfica en la salud de quien lo consume.
Algunos de los probióticos más estudiados son Lactobacillus y bifidobacterias, los cuales pueden encontrarse en alimentos fermentados como el yogur, el kéfir, la chucruta, la kombucha y el kimchi, entre otros. Sin embargo, es importante asegurarte que estos alimentos no hayan sido procesados con altas temperaturas para su conservación y que siempre estén en refrigeración.
Esto asegura que los microorganismos presentes en ellos están vivos y se encuentran reproduciéndose de manera controlada, para que cuando los consumas puedan ejercer sus beneficios, tales como la exclusión de patógenos, facilitar la digestión de ciertos componentes en los alimentos como la lactosa, mejorar la función de barrera intestinal y la producción de compuestos bioactivos como vitaminas, neurotransmisores, y ácidos grasos de cadena corta, entre otros.
LOS PREBIÓTICOS Y SUS BENEFICIOS
Por su parte, el concepto de prebióticos es más reciente, definido en 1995 como aquellos alimentos que contienen ciertos componentes no digeribles por el ser humano y que nutren a los probióticos, reforzando así nuestra microbiota intestinal. Entre los compuestos no digeribles se destacan la fibra soluble, concretamente los fructooligosacáridos, la inulina, los galactooligosacáridos, pectinas, mucílagos, o el almidón resistente.
Estos compuestos están comúnmente presentes en alimentos como las frutas y vegetales, ajo, cebolla, alcachofa, garbanzos, habas y otras legumbres. El principal efecto benéfico de los prebióticos es que su consumo estimula la actividad de las bacterias “amigables” en nuestra microbiota, manteniéndola saludable y balanceada. Por lo tanto, incluirlos en tu alimentación es muy favorable para que si consumes probióticos su efecto sea más efectivo.
Ahora ya sabes cuales son sus diferencias, te recomendamos incluir ambos en tu alimentación y que además te mantengas realizando actividad física para que potencies los beneficios a la salud, y te mantengas en un estado óptimo de bienestar.