Hacer la transición a una alimentación saludable no siempre es fácil al principio, cuando estás asimilando e incorporando nuevos hábitos a tu vida. Porque no se trata de una dieta momentánea o un objetivo a corto plazo: Llevar una alimentación saludable es un compromiso para toda la vida que tiene efectos directos en la salud física y mental. Por esto, es tan importante hacerlo bien, poco a poco y de forma segura. Debemos reprogramar nuestro cerebro, nuestros hábitos y nuestro paladar. A continuación, te damos las 10 claves para transitar a una alimentación saludable. Te garantizamos que comer mejor te cambiará la vida.
1. Encuentra tu motivo
Contesta a la siguiente pregunta: “Por qué quiero cambiar mi alimentación? ¿Cuáles son los motivos por los que quiero cambiar la forma actual de alimentarme?”. Para estar más saludable, sentirse mejor, prevenir enfermedades, perder peso, por mi compromiso con el medio ambiente o los animales… Sean cuales sean tus objetivos, conócelos. Es realmente importante que encuentres motivos suficientes para ti, porque serán clave para mantener viva la motivación a lo largo del tiempo.
2. Infórmate y elige un buen plan de alimentación
Una vez tengas claros los motivos, adquiere un buen conocimiento para saber por dónde empezar y cómo llevarlo a cabo. Para ello es importante apoyarse en fuentes fiables, con criterio científico, de la mano de profesionales de la nutrición. Si no puedes ponerte en manos de una persona profesional en dietética y nutrición, procura buscar en libros y portales escritos por expertos en la materia.
3. Entiende que es un proceso
Algunos cambios puedes hacerlos de la noche a la mañana porque no tienen mayor implicación que decidir hacerlo. Pero, en cuanto a hábitos alimenticios se refiere, para tener éxito, es clave tener unas expectativas realistas, entender que es un proceso que se va a construir pasito a pasito, armándose de paciencia y voluntad.
4. Piensa en cambiar, no en prohibir
En una transición hacia una alimentación saludable no se trata de prohibir. Muchas personas lo hacen y, por esta razón, les cuesta tanto implementar estos cambios, acaban por cansarse y abandonan. El enfoque correcto sería ir sustituyendo aquellos alimentos poco saludables por otros que lo sean. Este proceso debe ser de manera orgánica. Se trata de probar formas nuevas de cocinar y reeducar el paladar. Un ejemplo sería, cambiar la bollería industrial del desayuno por tortitas caseras de avena con chocolate negro.
5. Que tu cocina esté llena de salud
Siguiendo el punto anterior, es el momento de escoger alimentos saludables. Poco a poco, deshazte de toda aquella comida que no te nutre, ni aporta nada a tu organismo. Cambia los procesados, refinados y precocinados por alimentos frescos de diferentes colores y texturas. Llena tu cocina de verduras, hortalizas, hongos, frutas, legumbres, cereales, frutos secos, semillas, proteína animal de calidad, hierbas aromáticas y condimentos. Todo de temporada, fresco y, a poder ser, ecológico.
6. Cocina, prueba y experimenta
La clave para comer de forma saludable es cocinar tus platos y así evitar precocinados. No hace falta pasarse horas en la cocina, puedes empezar con cosas sencillas y gustosas para habituarse. También puedes hacer batch cooking que consiste en cocinar una vez para toda la semana. En este caso, ponte música o escoge tus podcasts favoritos para que la experiencia en la cocina sea más amena, si te cuesta pasar unas horas cocinando. Anímate a probar platos nuevos, cocinar los alimentos de formas distintas y enamórate de la comida saludable.
7. Busca apoyo en tu círculo cercano
Algunas personas podrán hacer el cambio de forma independiente, sin necesitar a nadie a su lado que le acompañe. Pero, hacer este proceso con familiares o amigos, puede ser un empujón vital y hasta puede que se unan a tu objetivo de cambiar de hábitos alimenticios. Intercambiando opiniones, recetas y sensaciones, os lo pasaréis mejor. Puedes tejer tu red con miembros que tengas cerca a diario o, vía online.
8. Mantén la calma y sé paciente
La mente es traicionera y muchas veces puede llegar a ser nuestra peor enemiga. Si un día no lo has hecho todo lo bien que imaginabas, no te hables mal, no te culpes o te castigues. Debes ser paciente contigo mismo/a, porque los cambios de hábitos son un proceso y habrán días que se tuerzan. Tu voz interior no puede lanzarte mensajes negativos, porque acabarás por hacerte daño, te frustrarás y abandonarás. No seas tan rígido/a contigo mismo/a y háblate con respeto y cariño, como lo harías a un/a amigo/a.
9. Planifica
Planificar con antelación se trata de un punto primordial en este proceso. Para avanzar en esta transición alimenticia, planear la compra y las comidas es el secreto del éxito. De esta forma evitaremos esos momentos en los que tenemos apetito y, si no tenemos nada saludable que comer, finalizará en comprar algún plato o tentempié nada favorable a tu propósito. Planificar las comidas semanales, te ofrece el tiempo para configurar unos platos llenos de nutrientes sin cadencias.
10. Escucha tu cuerpo y disfruta
Conecta con tu cuerpo y observa los cambios que se producen con tu transición a una alimentación saludable. Identifica cómo te sientan los alimentos, analiza si cuando comes tienes hambre o, si en algunos momentos, lo haces para paliar un estado emocional. Observa también si vas correctamente al baño, si tus digestiones son mejores, si descansas mejor… Toda la observación te servirá para valorar cómo estás y así poder adaptar semana a semana tu alimentación hasta encontrar la óptima para ti. Y, por último, disfruta de todos los aspectos positivos que tiene el proceso de transitar a una alimentación saludable, de comer de forma consciente y de cómo el cuerpo lo agradece con más energía y sintiéndote mejor a nivel físico y mental.