El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. La obesidad infantil es uno de los problemas mundiales de salud pública más graves del siglo XXI, que está afectando cada vez más a los países de rentas bajas o medias. Y es que, cuando en edades tan tempranas se sufre de este problema de salud, estas personas tienden a seguir siéndolo en la edad adulta y aumentan las probabilidades de padecer siendo joven, enfermedades como:
- Diabetes
- Enfermedades cardiovasculares
- Enfermedades digestivas
- Enfermedades respiratorias
- Artrosis
- Cáncer
- Infertilidad
- Disfunción eréctil
- Apnea del sueño
Datos para entender la problemática de la obesidad
La OMS publica algunos datos sobre la obesidad que ayudan a entender la problemática que supone:
- El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.
- Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo.
- En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 años o más, tenían sobrepeso. De los cuales, más de 650 millones eran obesos.
- En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 años o más, tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas.
- La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
- En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
- En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad.
- La obesidad puede prevenirse.
Las dos causas más comunes de la obesidad
Los hijos de padres y/o madres obesos tendrán más probabilidades de serlo también ellos pero, a diferencia de lo que muchas personas creen, no sólo es cuestión de genética, es cuestión de hábitos. Los pequeños que crecen en una familia con malos hábitos aprenderán a llevarlos a cabo del mismo modo que lo hacen los padres. Y, si los progenitores son sedentarios, probablemente los hijos también seguirán los mismos pasos.
1. Mala alimentación
Según la OMS, gran parte de los niños que sufren obesidad lo son porque su dieta es hipercalórica y su alimentación está basada en alimentos ricos en grasas saturadas, azúcares, chucherías, bollería y platos precocinados, entre otros. No incluyen en sus platos verduras frescas, fruta y proteínas de calidad. Un plan nutricional deficiente en alimentos que nutran y cargado de calorías vacías es el origen que desencadena, en muchos casos, la obesidad.
2. Sedentarismo
Como explicamos en líneas anteriores, los niños que crecen en una familia sedentaria o que no tienen en cuenta que la movilidad es vital para gozar de una buena salud y el desarrollo del pequeño, son las que viven de cerca la obesidad. Estar sentados todo el día en el colegio y luego en casa, ya sea viendo la televisión, haciendo deberes o en el ordenador, junto con unas horas de comida descontroladas, son hábitos muy negativos para los menores.
¿Qué hacer contra la obesidad infantil?
Alimentación adecuada
Proporcionar a los niños una dieta equilibrada desde bien pequeños es una de las acciones más potentes contra la obesidad infantil. Además, estarás educando el paladar del niño y enseñándole a comer de forma saludable. Una dieta rica en verduras, frutas, carbohidratos sanos y proteínas de calidad como las legumbres o el pescado, así como aportes de fibra, vitaminas del grupo C, D, y B , junto con los minerales necesarios como el hierro, calcio, magnesio, fósforo y zinc.
Ejercicio
El ejercicio es, junto a la alimentación, el otro aliado contra la obesidad infantil. Además, trabaja la autoestima, el autocuidado y el respeto hacia el cuerpo del pequeño. Se recomienda una hora diaria de actividad que, a día de hoy, pueden presentarse de múltiples maneras. Existen muchas actividades extraescolares, pero también hay alternativas para las familias que decidan no apuntar a sus hijos a algún deporte tras la escuela.
Hidratación
Otra de las mejores acciones contra la obesidad infantil es la hidratación. Normalmente a los niños les cuesta mucho consumir agua pero es necesario ingerir la mayor cantidad posible y de forma constante para el equilibrio del organismo y la eliminación de la grasa. Se debe incluir de 5 a 8 vasos de agua al día fuera de las comidas principales.