Aprender a fallar es una habilidad como cualquier otra y, como tal, se puede desarrollar si la trabajas. Es interesante tenerla presente y cultivarla porque, tanto en la vida personal como en la profesional, en todos los proyectos que tengamos, iremos cometiendo errores y no debería pasar nada por fallar. Si supiéramos de todo sobre lo que estamos haciendo y pudiéramos hacerlo todo a la perfección, no solo no aprenderíamos sino que no creceríamos.
Como dato curioso, según un estudio, cuando una mujer falla en algo que se ha propuesto, esta suele cuestionar sus capacidades o habilidades. Pero cuando un hombre mete la pata, a menudo suele atribuirlo a factores externos que han contribuido al error. Cuando consciente o inconscientemente recurrimos a la autoculpa, podemos estar alimentando la inseguridad y generando que en el futuro no asumamos riesgos que pueden llegar a ser muy positivos y, por tanto, nos quedemos con lo que es seguro.
La profesora de psicología Carol Dweck, llama “mentalidad fija” a la creencia de que el fracaso es determinante, en lugar de verlo como un toque de atención para parar, reflexionar y mejorar. Por eso, invita a que cambiemos esa mentalidad fija por una “mentalidad de crecimiento” y ver el error como una oportunidad para aprender y crecer profesional y personalmente.
Ante una situación que nos supone un riesgo y que nos plantea muchas dudas sobre si dar un paso al frente hacia un camino u otro, te invitamos a que te hagas las siguientes preguntas y te tomes el tiempo necesario para pensarlas y darte una respuesta:
- ¿Qué es lo peor que puede pasar?
- ¿Puedes lidiar con ese resultado?
- ¿Qué recursos tienes para manejarlo?
- ¿Qué posibles beneficios puedes sacar del fracaso si la situación no funciona?
Una vez hechas las preguntas, en el caso de que esa decisión acabe en un error, serás más consciente de ello y del provecho que le puedes sacar a la situación. Esa será una forma de aprender a fallar. Otras formas de lidiar con los errores, son las que veremos a continuación y que esperamos que puedas tener presentes para que te ayuden a tener una mentalidad de crecimiento.
4 CONSEJOS PARA LIDIAR CON LOS ERRORES
1. ERES MÁS QUE TU ERROR
Cuando tenemos errores nos culpamos y nuestra mente se llena de pensamientos invasivos sobre todo lo que hemos hecho mal. Solamente nos centramos en los fallos y una buena manera de combatir esos pensamientos es recordar las veces que hemos triunfado, que lo hemos hecho bien.
2. AUTOCOMPASIÓN
A veces la persona que es más dura con los errores que hemos tenido no son los demás, sino nosotros y nosotras mismas. ¿Qué le dirías a un amigo o a una amiga si falla? ¿Por qué no eres capaz de ser así contigo? Tres pasos para practicar la autocompasión que recomienda la profesora Kristin Neff, son:
– Ten en cuenta cómo te sientes sin exagerar o negar tus sentimientos. Trata de no hacer más grande el hecho de lo que realmente ha sido. Conéctate con la verdad de lo que ha sucedido.
– Recuérdate que no estás solo/a. Saber que no eres la única persona que puede cometer errores y, en concreto ese error, te hace sentir más humano.
– Imagina lo que le dirías a un amigo en la misma situación y practica decirte a ti mismo/a las mismas palabras.
3. SAL DE TU CABEZA
Si en lugar de practicar la compasión no dejamos de bombardearnos con críticas, puede aumentar la ansiedad y el estrés. Pensar en ello y sacarle partido es positivo, pero pensar demasiado con una autocrítica exagerada y agonizante, que se repite constantemente, puede comportar problemas a nuestra salud.
Algunas herramientas para detener esos pensamientos intrusivos y repetitivos puede ser dar un paseo por la naturaleza, centrando la atención durante uno segundos en el color de los elementos que estás viendo o en el sonido.
Tener una imagen recurrente que te haga parar un momento, algo que te conecte con una sensación bonita. A veces, enfocar la atención en algo que te haga feliz o que te transmita calma, te aleja de esos pensamientos negativos.
Recuerda y/o escribe todo aquello que es bonito en tu vida y que agradeces. Hacerte la pregunta “¿De qué estoy agradecido/a en este momento?” puede hacer que te dejes de sentir mal y pongas fin al círculo vicioso de pensamientos intrusivos por esos errores cometidos.
Muévete. No únicamente te mueves con el deporte. Puedes hacer algo que te active como cocinar una receta nueva, pintar, hacer alguna manualidad… algo que implique tu atención y que te produzca algún tipo de satisfacción.
4. ACTÚA
¿Puedes resolver estos errores actuando de forma distinta? Si la respuesta es sí, aprende de la situación, analiza qué puedes hacer distinto y, como último paso, hazlo. Resuelve lo que puedas y lo que no puedas, después de sacar el aprendizaje, acéptalo y déjalo estar.
RECUERDA, DESPUÉS DE LOS ERRORES:
- Acepta
- Detecta los errores
- Mantén tu mente positiva
- Ten un plan de acción
- Desafía las creencias limitantes
- Confía en ti
- Actúa