El consumo que hacemos en nuestro día a día es nuestra responsabilidad. Con nuestras elecciones podemos contribuir de forma positiva por el planeta, por la salud de los seres vivos que habitamos en él y por el ahorro. Para que seamos conscientes del poder que tenemos como consumidores, te damos algunos consejos, en continuación de la primera parte de esta guía basada en ideas para un consumo responsable.
PLÁSTICOS
Bolsas reutilizables: En lugar de usar bolsas de plástico, ves a hacer la compra con carro, cestas o bolsas reutilizables. Incluso, puedes llevar una siempre contigo en la mochila, el bolso o en el coche, para las compras improvisadas y así, no pedirás de plástico en el establecimiento. Si ya tienes de antes, puedes reutilizarlas de todas formas, pero lo importante es hacer un consumo responsable y no consumir nuevas.
Evita los tuppers de plástico: Sustitúyelos por materiales como el vidrio o el acero inoxidable. La razón es que almacenar o calentar los alimentos en plástico es tóxico. Cuando calientas la comida en este material, se liberan sustancias tóxicas que son dañinas. Por esta razón, por ejemplo, está desaconsejado usar biberones de plástico para alimentar a los bebés.
Di “no” a los utensilios de usar y tirar: Lleva contigo tus propios cubiertos o pajitas y así, evitarás pedir de plástico cuando compras comida para llevar o algo para beber. Ocurre lo mismo con las botellas de plástico; si llevas tu propio recipiente para el agua, podrás rellenarlo siempre que necesites. También con las maquinillas de afeitar y todos los objetos desechables.
ALIMENTACIÓN
No desperdicies la comida: Planifica bien tus compras para que así compres sólo lo que vas a consumir. Una de las razones por las que se desperdicia comida, es porque no hacemos un buen cálculo sobre lo que necesitamos y el 30% de los alimentos producidos, terminan en la basura. Antes de comprar, acaba lo que tienes. Y, antes de tirar, piensa si puedes aprovechar esos alimentos haciendo compotas o sorbetes con las frutas maduras, salsas, hamburguesas o croquetas con las verduras, etc. En Internet encontrarás un sinfín de recetas para aprovechar las sobras.
Consume de temporada, proximidad y ecológico: La naturaleza nos proporciona en cada estación lo que necesitamos. Los productos fuera de temporada suponen generar una gran cantidad de CO² porque los conservan, de una estación a otra, en neveras gigantes. Contamina, porque muchos de estos alimentos que no pertenecen a la temporada, provienen de otros países y comporta largos recorridos para que lleguen a tu mesa. Además, los productos que no han crecido en el tiempo que necesitan, pierde tanto sabor como propiedades. La elección de un consumo responsable es comprar de temporada, proximidad y ecológico para contribuir al bienestar del planeta y a la de los trabajadores.
Menos y mejor carne: Las ganaderías supone la emisión de 14,5% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI). En concreto, la ganadería industrial es la principal responsable de la pérdida de la biodiversidad en ecosistemas que se encuentran en una situación crítica, como es el caso de la Amazonia. El motivo es el elevado consumo de agua que precisa la ganadería industrial, la contaminación de los acuíferos por el elevado consumo de antibióticos que le suministran, la destrucción del modo de vida rural y, por último y muy importante, por no cuidar el bienestar animal. Procura reducir el consumo de carne y, la que comas, que provenga de ganadería extensiva, ecológica y local.
TRANSPORTES
Siempre que puedas, camina: Caminar a diario es una de las formas más sencillas y económicas de cuidarte. Si además de cuidarte, estás cuidando del planeta, esta forma de desplazarse es un Win-Win en toda regla. No produce emisiones de carbono, no dependes de los horarios de otros transportes o de los atascos que se pueden ocasionar. Además, es una bonita manera de observar tu alrededor, aprovechar para escuchar tu música favorita mientras caminas y cuidar tu corazón. Sin lugar a dudas, se trata de la movilidad más sostenible y beneficiosa que existe.
Desplázate en bici y en transporte público: Otra de las mejores opciones, junto con caminar, es la bicicleta. No consume, por lo que es positivo para el medioambiente y para tu bolsillo, no ocupa mucho espacio, es silenciosa, es limpia, te permite cuidar de tu salud y estar en forma. Otro punto positivo es que es, sin lugar a dudas, es el transporte más rápido para desplazarse por la ciudad. Si en alguna ocasión, no puedes usar la bici, un consumo responsable sería opta por el transporte público, ya que es un medio compartido por muchas personas y se optimiza en relación a la contaminación que genera y las personas que viajan.
El tren siempre que puedas: Los viajes interurbanos en los que se suele optar por el coche o el avión, suponen para el planeta una elevada contaminación, sobre todo el avión porque se trata del medio de transporte más contaminante de todos. De las opciones que se pueden barajar en estos recorridos, el tren es el que menos impacto y contaminación genera. Si no se opta por el Tren de Alta Velocidad, el tiempo de trayecto suele ser largo, pero piensa en esto como una buena oportunidad para mirar el paisaje, leer el libro que nunca tienes tiempo de empezar o terminar algún trabajo pendiente.
ENERGÍA Y AHORRO
Electrodomésticos de mayor eficiencia energética: ¿Sabías que un electrodoméstico fabricado en los 90 consume el doble de electricidad que un modelo de alta calidad más moderno? Cuando tengas que cambiar tus electrodomésticos, piensa en hacer un consumo responsable. Busca en las etiquetas de ahorro que marque que se trata un aparato de clase más eficiente, la A. Quizá son un poco más caros que el resto, pero comportará una mejora en la reducción de emisiones de CO² y en la factura eléctrica. El dinero que inviertas en su compra, lo recuperarás al poco tiempo.
Deja descansar los aparatos: Asegúrate de apagar el ordenador cuando no lo utilices, usar el modo ahorro de energía del sistema operativo y desconectarlo de la fuente de alimentación. Del mismo modo que debes poner fin a la función “reposo” o “stand by”, porque siguen consumiendo electricidad. Esto, junto con dejar los aparatos, transformadores o cargadores enchufados, suponen el 13% del consumo de electricidad en los hogares.
Consume agua con cabeza: Cuando laves la ropa, procura hacer la lavadora cuando el tambor esté lleno, escoge en frío y sin pre-lavado. Un programa de la lavadora normal, es suficiente para lavar la ropa diaria y, de este modo, estarás reduciendo el consumo energético hasta un 80%. Debemos tener el mismo chip cuando nos aseamos: una ducha rápida antes que un baño. Apaga el agua mientras te enjabonas y no alargues tus duchas. Un truco para tenerlo en cuenta es escoger una canción corta, que te recuerde que la ducha debe durar el tiempo en el que suene el tema musical.