La deshidratación es cuando perdemos más líquidos de los que ingerimos. Por lo tanto, nuestro cuerpo no tiene suficiente agua o fluidos para poder realizar sus funciones de forma natural.
Por eso debemos beber agua de forma constante, para reponer los líquidos que hemos perdido. Si no, nos deshidrataremos.
Todos nos podemos deshidratar en un momento dado y puede tener consecuencias negativas para nuestra salud. Pero puede ser especialmente peligrosa para los más pequeños y la gente mayor.
En días calurosos el riesgo de sufrir deshidratación es mayor. Sobre todo, si se realizan actividades deportivas de alta intensidad.
En la mayoría de casos, si se trata de una deshidratación leve o moderada se puede revertir ingiriendo líquidos, pero si se trata de una deshidratación grave hay que acudir a un centro médico para que nos dé el mejor tratamiento de forma inmediata.
¿Cuáles son los síntomas de la deshidratación?
Muchas veces no tenemos ningún síntoma para detectar la falta de hidratación en el organismo. A menudo, sobre todo los adultos, no sienten sed hasta que ya están deshidratados. Por eso se suele decir que la sed es el primer síntoma de la deshidratación.
De ahí la importancia de beber agua varias veces a lo largo del día, aunque no tengamos sed, para prevenir la deshidratación.
Debéis tener en cuenta que los síntomas suelen variar en función de la edad.
Principales síntomas de la deshidratación:
Bebés lactantes o niños pequeños: tienen la boca y la lengua secas, lloran sin soltar lágrimas, no mojan el pañal en tres horas. También tienen las mejillas y los ojos rojos, están irritables y la parte superior de la cabeza, la blanda, está hundida.
Los adultos: sienten una sed excesiva, la micción es menos frecuente, la orina sale de color oscuro y sienten fatiga, mareo y confusión.
Algunas de las principales causas de por qué nos deshidratamos:
Aunque en la mayoría de casos la falta de líquidos es la causa de la deshidratación, hay otros factores que pueden provocarla.
Por ejemplo:
- Tener diarrea o vómitos: la diarrea provocar una gran pérdida de líquidos en poco tiempo, si, además, tenemos vómitos, perderemos mucha más agua.
- La fiebre: cuánta más fiebre tenemos, más deshidratación nos causará. Si además se junta con el caso anterior, puede ser mucho peor.
- Transpirar en exceso: al transpirar, perdemos agua. Por lo tanto, para compensar esta pérdida de líquidos, debemos beber. En especial si estamos practicando algún deporte, si hace mucho calor o si hay humedad, porque transpiramos más.
- Orinar con mayor frecuencia: algunas enfermedades (como la diabetes) o medicamentos pueden hacer que vayamos al baño con mayor frecuencia. Para no deshidratarnos deberemos beber líquidos con mayor frecuencia.
¿Cómo prevenirla?
Para poder prevenirla, lo mejor es beber líquidos con mucha frecuencia, aunque no tengamos sed. Y comer alientos altos en agua.
En épocas de mucho calor o mucho frío hay que aumentar la ingesta de líquidos. Si haces deporte de alta intensidad o tienes vómitos y/o diarrea, también. Ten en cuenta que ciertas enfermedades pueden hacer que perdamos más líquidos de lo normal y también deberemos beber más.