Autor: Jorge

  • CLAVES PARA TENER PENSAMIENTOS POSITIVOS

    CLAVES PARA TENER PENSAMIENTOS POSITIVOS

    Tener pensamientos positivos tiene grandes ventajas. Nos ayudará a tener más éxito en la vida, a vivir con menos estrés y a estar de mejor humor.

    Pero hoy en día, con las prisas, el estrés y las responsabilidades, a veces, es difícil tener pensamientos positivos.

    Muchos dan mucha importancia a la salud física, a hacer deporte, pero se olvidan de la salud mental o emocional, que es igual de importante, o incluso más si cabe.

    Como no siempre es fácil conseguir un estado de positivismo, hoy os daremos unos consejos fáciles de poner en práctica para que encontréis vuestro camino hacia la paz y la  felicidad. Además, si tú eres feliz, los de tu alrededor también serán felices porque, ¡La felicidad es contagiosa!

    Para empezar, tenemos que saber que la felicidad se consigue en 3 pasos: pensar, sentir y actuar.

    Los sentimientos positivos facilitan pensamientos y comportamientos positivos, y estos facilitan sentimientos y pensamientos saludables. Es como una rueda de hábitos y costumbres  positivos que se retroalimentan.

    Para conseguir el equilibrio entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, debemos poner en práctica una serie de aspectos. Si lo hacéis, veréis que os sentiréis más relajados, más felices y menos estresados.

    9 consejos para tener pensamientos positivos siempre:

    1. Céntrate en el presente: tenemos que centrarnos en el momento presente, aceptar todo lo que nos está pasando, ya sea bueno o malo. Dando la importancia que se merece cada hecho que nos ocurre. Si nos preocupamos por cosas del pasado o cosas que puedan ocurrir, tendremos la mente llena de pensamientos negativos. Debemos minimizar las preocupaciones y los medios.
    2. Usa lenguaje positivo: en lugar de quejarnos, debemos esforzarnos en buscar palabras bonitas y positivas, esto hará que pensemos de forma más positiva.
    3. Visualización positiva: se trata de visualizar recuerdos o pensamientos positivos o creativos. Si los visualizamos, será más fácil que tengamos pensamientos positivos. De esta manera tendremos una química más saludable y potenciaremos el sistema inmunitario.
    4. Aceptar que no todo es perfecto: hay situaciones y cosas imperfectas, que no podemos hacer nada para cambiarlas y que no todo saldrá como lo planeamos. De esta manera viviremos más relajados, nos sorprenderemos con los resultados de las cosas y tendremos menos frustración.
    5. La risa: tenemos que procurar reír mucho, porque cuánto más nos reímos, más activaremos nuestro sistema emocional. Disminuiremos el estrés, segregaremos endorfinas (la hormona de la felicidad) y reforzaremos nuestro sistema inmunitario. Además, facilitamos la aparición de la sensación de bienestar.
    6. Rodéate de gente positiva: El positivismo es contagioso, si te rodeas de gente que piensa en positivo, tu también lo harás, y viceversa. Al estar tu más positivo favorecerás la creación de un entorno positivo y harás más feliz a la gente.
    7. Contribuye con la comunidad: es una de las mejores maneras para sentirse positivo y contento con uno mismo. Ayudar a los más necesitados, nos hace más felices.
    8. Escuchar música: la música modifica nuestros ritmos internos creando una experiencia emocional. Eso sí, para que el efecto sea positivo, debemos percibirla como algo satisfactorio.
    9. Haz ejercicio físico: hacer deporte facilita la producción de hormonas que contribuyen en nuestro bienestar, por lo que inmediatamente después de practicarlo, nos sentiremos mejor. Esto no solo mejora nuestro humor, sino que también aporta beneficios a largo plazo en nuestra salud.

    Si eres de los que pones en práctica todo estos consejos, seguro que eres una persona positiva y por ende más feliz.

    Si por el contrario, no pones estos consejos en práctica, ya sabes lo que debes hacer si quieres cambiar tu tipo de pensamiento.

    En WellWo, queremos ayudarte a tener una vida más saludable y con menos estrés, tanto en el ámbito familiar, como en el ámbito laboral.

  • 9 CONSEJOS PARA CURAR HERIDAS EMOCIONALES

    9 CONSEJOS PARA CURAR HERIDAS EMOCIONALES

    Todos tenemos heridas emocionales o las podemos llegar a tener en algún momento de nuestra vida. Algunas de ellas las cerramos sin problema, otras creemos que las hemos cerrado pero se vuelven a abrir más adelante en el momento más inesperado.

    Pasar por ciertas situaciones puede ser muy duro para nosotros. Estas situaciones nos hacen acumular ansiedad y otras emociones negativas. No siempre sabemos cómo gestionar estas emociones. Por esta razón, hemos preparado esta guía para que sea más fácil superar cualquier tipo de situación angustiosa.

    Antes de saber cuáles son las diferentes maneras de curarse de una herida emocional, primero debemos saber qué es exactamente este tipo de herida y cómo se produce.

    Las heridas emocionales son las secuelas que nos dejan la vivencia de una experiencia incómoda o desagradable. Estas experiencias nos causan dolor profundo, ira o incluso miedo. Cualquier situación que nos cause daño, puede generarnos una herida emocional.

    Una vez vivimos esta experiencia, podemos recordarla de forma constante, durante años. Por ello, es de vital importancia encontrar una forma que nos ayude a gestionar las emociones que nos provoca, como por ejemplo frustración. A través del amor y la comprensión lo conseguiremos.

    Reconocer una herida emocional es fácil, solo tenemos que recordar el momento que nos hizo sentir incómodos o en el que creíamos que se estaba cometiendo una injusticia. Lo cierto es que hay muchos tipos de heridas emocionales.

    Las técnicas que os ayudarán a cerrar estas heridas emocionales son:

    El autoconocimiento:

    Conocerse a uno mismo es clave para reconocer lo que nos hace daño. Una vez lo sepamos, podremos buscar soluciones y trabajar para superarlas. Conocernos bien también nos ayudará a reaccionar de cierta forma en determinadas situaciones para que no nos hagan tanto daño. También nos ayuda a ser personas más auténticas.

    Aceptar que las heridas emocionales forman parte de nosotros:

    Para poder procesar cualquier situación, debemos aceptarla. Creer que podemos saltarnos este paso porque no podemos permitirnos estar tristes, sentirnos culpables o no saber gestionar una emoción, es contraproducente. No ayuda a sanar las heridas. Por lo tanto, si queremos cerrarlas, primero debemos aceptarlas. Para ello, debemos observarlas, dejar que florezcan y que nuestro cuerpo y mente sigan el proceso natural que necesitan.

    Tenemos que expresar nuestras heridas:

    Todas las emociones que sentimos son necesarias, ninguna es mala. Siguiendo con el punto anterior, para que puedan seguir su curso natural, debemos expresarlas.

    Una buena técnica para que puedan fluir es darles paso cuando revivimos el momento que nos produce dolor. Lo podemos hacer hablando, paseando o buscando una acción que nos permita expresarnos.

    Deja que las cosas fluyan:

    Muchas veces no podemos seguir con nuestra vida porque no somos capaces de dejarnos llevar. Lo queremos controlar todo y le damos mil vueltas a un mismo tema. Esto nos provoca estrés y ansiedad. Lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar, dejar que las cosas fluyan y sigan su curso natural. Sin intentar controlar nuestro futuro o cambiar el pasado. Pues está fuera de nuestro alcance.

    Aprender a gestionar las emociones:

    Gestionar las emociones permite cerrar heridas. Si aprendemos cómo comunicar y utilizar los sentimientos, las podremos cerrar antes. Para hacerlo debemos aprender de las experiencias pasadas.

    La resiliencia es la clave:

    Es la capacidad de sobreponerse ante una situación negativa. Nos ayudará a encontrar nuestro propósito en la vida y a superar los momentos malos.

    Hay que mantener la motivación:

    No siempre es fácil pero podemos hacer deporte, realizar obras de arte, meditar… Hay un sinfín de actividades que podemos hacer para desconectar o ver la situación desde otro punto de vista.

    No dudes en pedir ayuda:

    Puede que sea difícil reconocer que no podemos con todo. Pero a veces es necesario que alguien nos ayude a superar ciertas situaciones. Hay profesionales que nos pueden ayudar a gestionar mejor la situación, a reconocer ciertas emociones que no sabíamos que sentíamos. A controlar los momentos de dolor. Nos ayudarán a encontrar lo que no está bien y cómo podemos gestionarlo. No debemos sentirnos mal o fracasados cuando recurramos a un especialista. Significa que somos capaces de reconocer que necesitamos ayuda y que queremos mejorar la situación.

    Hay que ser empáticos:

    De la misma manera que nosotros nos podemos sentir mal, debemos tener en cuenta que otras personas pueden tener heridas emocionales. Para poder cuidarlos y ayudarlos en lo que necesiten. La empatía es la capacidad de ponerse en la piel de la otra persona. Esto nos ayudará a entender lo que sienten y poder ayudarles de la mejor forma posible.

    Cerrar una herida emocional no es fácil pero es posible. Hay que ser constante con lo que sentimos y con lo que sienten los demás para mejorar la calidad de vida de nuestro entorno.

  • QUÉ ES LA RESILIENCIA Y SUS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS

    QUÉ ES LA RESILIENCIA Y SUS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS

    La resiliencia es la capacidad que tenemos las personas de hacer frente a las adversidades de la vida y salir más fuertes de estas experiencias. 

    Es el hecho de aceptar los momentos buenos y malos de la vida, intentar sacar su lado positivo, para prender y ser más fuertes. Esto no quiere decir que tengamos que restar importancia a los momentos negativos, no, tenemos que darles la importancia que merecen, pero sacar una lección de vida, salir más fuertes y crecer a nivel personal tras pasar página. 

    Características de una persona resiliente:

    • Son personas con mucha seguridad en sí mismos y en su capacidad de afrontar las cosas. 
    • Cuentan con una red de apoyo social.
    • Se han marcado un propósito en su vida.
    • Creen firmemente que pueden influir en lo que pasa a su alrededor.
    • Saben que pueden aprender de las experiencias de la vida, tanto de las negativas como de las positivas.
    • Afrontan la vida de la forma más positiva, entusiasta y energética posible.
    • Son gente curiosa y con la mente abierta a nuevas experiencias.
    • Tienen una emocionalidad positiva muy elevada

    Qué tipos de cambios nos pueden ayudar a ser más resilientes

    El hecho de crear un cambio positivo de la experiencia que acaban de vivir, les ayuda a estar mejor que antes de este suceso. Estos cambios pueden ser a nivel personal (de forma individual) o con relación a otras personas (a nivel interpersonal) o a nivel de filosofía de vida, cómo se enfrenta a la vida. 

    Cambios en uno mismo: tienen más confianza en sí mismos y en como van a afrontar las futuras adversidades, consiguen enderezar su vida. 

    Relaciones con otras personas: un hecho traumático puede unirte a otras personas que han pasado por el mismo hecho o uno parecido y con aquellas que te han apoyado durante el proceso. 

    Sobre la filosofía de vida: cuando vives una experiencia difícil, que te marca, cambias tu forma de ver el mundo, los valores que tenías y el aprecio que tenías de ciertas cosas. 

    Esto no quiere decir que no vivamos experiencias negativas, de hecho, si no las viviéramos, no se produciría este crecimiento personal, se trata de coexistir con el dolor y aprender de él. 

    No vamos a crecer en todos los aspectos de nuestra vida, pero vamos a mejorar ciertas áreas de nuestra vida. Cada experiencia nos va a mejorar un aspecto o varios (incluso alguno que ya creíamos haber mejorado), así que poco a poco cambiaremos la forma en la que vivimos y nos comportamos. 

    Cómo desarrollar la resiliencia: 

    Relacionarnos con las personas: en los momentos difíciles, debemos dejarnos ayudar y que nos apoyen, de esta manera fortaleceremos el vínculo con la familia y los amigos, incluso con personas que en un principio creíamos que no eran tan importantes para nosotros. Ayudar a quién lo necesita también facilitará la creación de vínculos afectivos. y mejorará nuestra resiliencia poco a poco.

    No ver lo que nos pasa como un obstáculo: no podemos evitar que nos pasen cosas negativas, pero si que podemos decidir cómo los interpretamos, cómo reaccionamos ante ellos y cómo nos afectan. Debemos ser positivos, pensar que todo va a pasar y que hay esperanza. 

    Debemos hacer actividades que nos mejoren el ánimo: haz cosas que te levanten el ánimo, ya sea hacer deporte, salir a pasear, estar con tus amigos o familia, ir al cine, leer… Hazlo con frecuencia y verás como te sientes bien. 

    Toma decisiones: cuando te pase algo negativo, debes buscar soluciones y actuar de la mejor manera que se te ocurra, de esta forma, sentirás que estás haciendo algo productivo para cambiar la situación que estás viviendo. 

    Además, no dejes de buscar cualquier oportunidad que te ayude a descubrirte a ti mismo, recuerda las cosas que te han ayudado a aprender y mejorar tu vida, te servirá para no perder la esperanza. Confía en ti mismo y en tus capacidades, eres capaz de salir adelante y de dar un giro a tu vida, por imposible que parezca, ya lo has hecho antes y lo volverás a hacer.  

    Por último, cuida de ti mismo, escucha tu cuerpo, cumple tus deseos y cubre tus necesidades, te mantendrá sano y te preparará para afrontar cualquier situación.  

    Gracias a WellWo, ahora ya sabes que es la resiliencia y cómo ponerla en práctica.

  • ¿Qué es el Net Promoter Score (NPS)?

    El Net Promoter Score (NPS) es un sistema y un indicador para medir la satisfacción del cliente y también su lealtad.

    El NPS se basa en una sola pregunta: «¿Cuán probable es que recomiende el producto o servicio a un familiar o amigo?». Para ello se les pide calificar en una escala de 0 a 10, donde 0 es «Muy improbable» y 10 es «Definitivamente lo recomendaría».

     Según los resultados, los clientes se clasifican de la siguiente manera:

    • Promotores: Los que responden asignando 9 o 10 puntos.
    • Pasivos o indiferentes: Los que asignan 7 u 8 puntos.
    • Detractores: Los que otorgan 6 puntos o menos.
    ¿Qué es el Net Promoter Score (NPS)?

    ¿Cómo calcular el NPS?

    Para obtener su resultado se restan los detractores a los promotores, luego este resultado se divide entre el total de respuestas obtenidas (incluidos los pasivos o indiferentes) y se multiplica por cien (100). A través de esta fórmula se consigue una puntuación, descubriendo así el nivel de lealtad de sus clientes. 

    Número de promotores (9 y 10) – Número de detractores (del 0 al 6)

    —————————————————————————————   x 100 = “X”

                           Número de respuestas (del 0 al 10)

    El índice NPS puede ser tan bajo como -100 (todo el mundo es un detractor) o tan alto como 100 (todo el mundo es un promotor).

    ¿Cómo saber el nivel de satisfacción del producto o servicio prestado?

    En función de su puntuación se puede considerar la siguiente tabla:

    Malo: Puntuación de -100 a 0 

    Bueno: Puntuación de 1 a 30

    Muy bueno: Puntuación de 31 a 60

    Excelente: Puntuación de 61 a 100

  • Principales recomendaciones de la higiene postural

    Principales recomendaciones de la higiene postural

    En nuestra vida cotidiana, hacemos muchas actividades. Al hacer estas actividades cada uno adopta la postura que cree más adecuado o con la que se siente más cómodo. Lo que no sabemos, es que muchas de estas posturas pueden ser perjudiciales para la salud. De ahí la importancia de tener una buena higiene postural para evitar daños o lesiones. 

    Aunque nunca es demasiado tarde para mejorar la postura, es importante adoptar una buena higiene postural en cuanto antes para evitar dolor lumbar, cervical o en las piernas, entre otros. 

    Para que sea más fácil para todo el mundo adoptar una buena higiene de la postura hemos preparado un seguido de recomendaciones, fáciles de poner en práctica. 

    Desde WellWo, queremos explicarte en que consiste la higiene postural, tanto en tu vida personal, como en el ámbito de trabajo, ayudando a que tengas buena salud y bienestar laboral.

    ¿Qué es la higiene postural y por qué es tan importante?

    La higiene postural son unas normas, consejos y actitudes que nos ayudarán a mantener una postura correcta. Estas posturas las debemos adoptar tanto cuando estamos quietos como si estamos en movimiento para evitar posibles lesiones. 

    De este modo, aprenderemos cómo proteger la espalda principalmente (aunque también protege el resto del cuerpo) cuando hagamos nuestras actividades y tareas en el día a día. Aprender estas técnicas nos permitirá hacer las actividades de forma más eficaz, reducir el dolor y prevenir lesiones. 

    El siguiente paso para mejorar nuestra higiene postural, es estudiar nuestro entorno para poder adaptarlo para tener una buena postura siempre. En este sentido, deberemos analizar nuestro trabajo, teniendo en cuenta el mobiliario y las condiciones en las que trabajamos para que se adapten a ciertas características, como la luz, las actividades que realizamos… En casa también lo deberemos hacer. 

    Principales recomendaciones para una buena higiene de la postura:

    A continuación, encontraréis una serie de consejos para mejorar la postura en función de la actividad que llevéis a cabo:

    Medidas generales a adoptar: 

    • Hacer ejercicio para fortalecer los músculos y los huesos. Esto dará elasticidad y corregirá nuestra postura. 
    • Calentar antes de hacer ejercicio para no lesionarnos
    • Hacer estiramientos antes y después del ejercicio físico
    • Llevar un ritmo de vida activo
    • No fumar
    • Evitar estar en la misma postura durante largos periodos de tiempo. Podemos alternar entre las actividades que hacemos de pie y las que hacemos sentados. 
    • Descansar un poco entre cada actividad 
    • En caso necesario, adaptar el entorno: mobiliario, distribución, altura, iluminación, etc. A nuestras características para que estemos más cómodos y la espalda esté más segura. 
    • No hacer los movimientos con prisas.

    Consejos para cuando estemos tumbados:

    • Tumbarnos bocarriba, si nos sentimos incómodos, podemos girarnos un poco sobre un lateral del cuerpo. 

    Cuando estamos sentados:

    • Apoyar los dos pies al suelo y mantener las dos rodillas alineadas. 
    • La columna debe estar en la misma postura que cuando estamos de pie. Para ello la silla debe tener una pequeña prominencia en el respaldo.
    • Procuraremos girar todo el cuerpo a la vez.
    • Nuestra pantalla del ordenador debe poder orientarse e inclinarse. Debe estar a unos 45 centímetros de los ojos, a la misma altura o un poco por debajo. 
    • Poner los brazos y las muñecas rectos, flexionando el codo en un ángulo recto. 
    • Si estamos sentados muchas horas, debemos levantarnos cada hora para caminar un poco y estirar.

    Para levantar y llevar peso: 

    • Nos agacharemos flexionando las rodillas, manteniendo la espalda recta y la cabeza alta. Los pies deben estar lo más cerca posible del objeto que vayamos a levantar. 
    • Levantaremos el peso solo hasta la altura del pecho. Siempre manteniendo los codos flexionados. 

    Para estar de pie:

    • Mantendremos un pie sobre un objeto y al rato lo cambiaremos por el otro. Es importante cambiar de postura frecuentemente. 
    • Si podemos, debemos andar a menudo
    • Si debemos usar los brazos, procuraremos que podamos apoyar los antebrazos. 
    • Evitar los zapatos de tacón.

    Para levantarnos y sentarnos: 

    • Para levantarnos de la cama: nos pondremos sobre un costado, apoyaremos los brazos a la cama y nos levantaremos de lado hasta estar sentados. 
    • Si nos levantamos de una silla nos apoyaremos en los reposa-brazos
    • Para sentarnos en el coche debemos sentarnos con los pies fuera del coche. Después giramos y ponemos primero un pie y luego el otro. El peso debe recaer en las manos.

    Cuando hagamos las tareas del hogar:

    • Cuando freguemos, barramos o pasemos el aspirador, debemos asegurarnos que el palo es suficientemente largo como para estar con la columna recta, no inclinada. 
    • Para limpiar los cristales pondremos la mano derecha delante y el pie derecho un poco más adelante que el pie izquierdo. Con la mano izquierda nos apoyaremos al marco de la ventana (a la altura del hombro). Si limpiamos con la mano izquierda, invertiremos la postura. 
    • Cuando planchemos debemos elevar la plancha hasta el ombligo y poner un pie sobre un objeto elevado. Cambiaremos de pie pasados unos minutos. 
    • Al fregar los platos también debemos tener el fregadero a la altura del ombligo, si es posible. La espalda debe estar recta y los brazos flexionados en ángulo recto. También debemos poner un pie en alto y cambiarlo de vez en cuando.