Blog

  • Qué tipos de alimentos nos ayudan a bajar el colesterol «malo»

    Qué tipos de alimentos nos ayudan a bajar el colesterol «malo»

    Todos hemos oído hablar del colesterol y de la importancia que tiene mantener unos niveles adecuados para estar sanos y reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. 

    El colesterol malo es el colesterol LDL, que son lipoproteínas de baja intensidad. Es transportado por estas lipoproteínas por todo nuestro cuerpo hasta los órganos que lo necesitan para cumplir sus funciones vitales. 

    Se considera malo porque el exceso de este tipo de colesterol en las arterias puede causarnos problemas de salud cardiovasculares, por ejemplo, facilitando la aparición de la enfermedad coronaria. Por eso es tan importante controlar los niveles de colesterol LDL en sangre, para que no sea un factor de riesgo para el desarrollo de estas enfermedades. 

    Si en el último análisis nos ha salido el colesterol malo alto (más de 130 mg/dl) y el médico nos ha aconsejado mejorar nuestra dieta, os recomendamos comer estos alimentos para bajar el colesterol LDL o colesterol «malo»: 

    Alimentos para bajar el colesterol «malo»:

    Lo más recomendable es llevar una dieta equilibrada, que podemos basar en los siguientes alimentos:

    Avena: es un alimento rico en fibra soluble, la cual reduce el LDL porque impide que el colesterol vaya al flujo sanguíneo. Se recomienda ingerir entre 5 y 10 gr de fibra soluble al día. También encontramos este nutriente en las manzanas, los plátanos, peras, alubias, pasas, etc.

    Pescado azul: se recomienda comer al menos 3 raciones de pescado a la semana porque son ricos en ácidos grasos Omega-3 que ayuda a evitar la aparición de coágulos en la sangre y reducen la presión sanguínea, mejorando, así, nuestra salud cardiovascular. Los más recomendados son las sardinas, el atún blanco o el salmón. Es mejor cocinarlos al horno o al vapor para que conserven todas sus propiedades y no tengan grasas saturadas procedentes del aceite que usamos para cocinarlos. 

    Frutos secos: en especial las almendras y las nueces porque son ricas en ácidos grasos poliinsaturados (que son buenos). Comer una ración de 45 gramos al día de frutos secos ayuda a luchar contra la aparición de enfermedades cardiovasculares. Eso sí, es mejor que no estén ni azucarados ni salteados. 

    Aceite de oliva: los antioxidantes que tiene el aceite de oliva ayudan a reducir el colesterol malo sin influir en el colesterol bueno. Es mejor si es aceite de oliva virgen extra, pero tampoco hay que consumirlo en exceso ya que es alto en calorías. 

    Frutas y verduras: son ricas en estanoles o esteroles vegetales, los cuales ayudan a reducir el colesterol malo. Además, son ricas en fibra que también ayuda en este propósito. Lo ideal es comer 3 raciones a la semana de verduras y 5 al día de fruta. 

    Tubérculos y cereales: se puede comer cualquier tipo de ellos, arroz, pasta, pan, etc. Si son integrales, mejor. Porque tienen una gran cantidad de fibra. 

    Beber mucha agua: el agua ayuda a limpiar el organismo.

    Hay otras medidas que podemos poner en práctica para bajar el colesterol. Evitar comer alimentos fritos o ricos en grasas saturadas, reducir el consumo de alcohol, cocinar con grasas buenas, sustituir los lácteos enteros por desnatados. También podemos comer carne magra en lugar de carne con grasa y evitar el embutido, la yema del huevo o los productos ultraprocesados y bollería industrial. 

  • Qué es el colesterol y cual es su función en sangre

    Qué es el colesterol y cual es su función en sangre

    Muchos de nosotros hemos oído hablar que el colesterol es muy importante para la salud. Que es malo tenerlo alto, pero no sabemos exactamente qué es. ¿Qué hace el colesterol en nuestro cuerpo?, ¿Cuál es su función?

    Hoy vamos a explicar la importancia que tiene esta grasa natural en nuestro organismo.

    El colesterol es una grasa natural, donde la mayor parte se fabrica en el hígado. Por lo tanto, todos aquellos animales que tienen hígado la fabrican. Con lo cual, también encontramos dicha grasa en alimentos de origen animal. Aunque también la podemos encontrar en alimentos procesados. Las famosas “Grasas Trans”.

    Es una grasa necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro organismo ya que participa en muchos procesos que realiza el cuerpo a lo largo del día y que si no la ingiriéramos nuestros órganos no funcionarían correctamente y nos podrían causar problemas de salud.

    A continuación, os detallamos cuales son estos procesos:

    Funciones principales del colesterol en el cuerpo:

    • Formación de las células: fundamentalmente ayuda con la formación de las membranas de las células de nuestros órganos para que las membranas no sean ni demasiado finas (perderían su consistencia) ni demasiado gruesas (no permitirían que los nutrientes penetraran correctamente). También repara las células dañadas y ayuda a crear células nuevas.  
    • Funciona como un antioxidante: reduce la acción negativa de los radicales libres evitando un envejecimiento prematuro de las células.
    • Ayuda a producir hormonas: participa en la síntesis de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y gestágenos) y masculinas (testosterona), también ayuda con las hormonas corticoesteroidales. Estas hormonas son fundamentales porque nos permiten hacer ciertas funciones vitales.
    • Sintetiza la vitamina D: ayuda a transformar los rayos de sol que llegan a nuestra piel en vitamina D.
    • Limpia el organismo y ayuda con la digestión: el colesterol es llevado al hígado y se usa para producir la bilis. Por lo tanto, estaremos limpiando nuestro organismo de grasas y eliminando el colesterol malo. Durante este proceso, también ayuda a asimilar los alimentos, por lo tanto mejoraremos la digestión.

    Quién nos debe aconsejar sobre nuestros niveles

    Como veis, las funciones principales que tiene el colesterol son muy importantes para que podamos gozar de buena salud y bienestar en el trabajo o en nuestra vida cotidiana.  Es por eso que recomendamos hacerse analíticas de forma periódica. Siempre con el fin de saber si nuestros niveles son los más adecuados o debemos mejorarlos.

    Sólo nuestro facultativo médico, debe decirnos, qué es lo que debemos hacer para mejorar estos niveles en el caso de que no sean los más recomendados.

  • CÓMO ACTÚAN LAS HORMONAS DEL BIENESTAR

    CÓMO ACTÚAN LAS HORMONAS DEL BIENESTAR

    Mucho se habla de las hormonas del bienestar y la felicidad. Hay quienes consideran que el bienestar radica en la acumulación o adquisición de objetos, en lo material. Los hay que creen que está en cosas inmateriales, como estar con la familia, encontrar el amor de tu vida o pasar la tarde en la terraza de un bar con tus amigos mientras bebes un café o una cerveza.

    El bienestar parece ser que no es una ciencia cierta, que cada persona considera una cosa u otra. O eso creíamos hasta ahora, ya que la comunidad científica está cada vez más de acuerdo en que son procesos bioquímicos, que ocurren en nuestro interior, por lo tanto, todo el mundo es capaz de sentirlos, de tener una sensación de bienestar si se estimulan o se producen correctamente.

    En WellWo, os vamos a contar cuáles son los principales, para que las podáis estimular y así sentiros más felices.

    Descubre cuáles son las hormonas del bienestar y la felicidad:

    Endorfinas: son las hormonas más conocidas. Seguro que has oído hablar de las hormonas de la felicidad. Se encargan de producir sensaciones placenteras como el bienestar, la felicidad, sensación de tranquilidad o euforia. También se encargan de inhibir el dolor, y de regular el sueño. Estas sensaciones son parecidas a las que producen la morfina y la heroína.

    Cortisol: esta hormona es la encargada de regular el estrés, la ansiedad y de dar la energía que necesitamos para pasar el día. Por esto debemos asegurarnos tener unos niveles adecuados, tener demasiado puede ser contraproducente.

    Oxitocina: es la hormona que permite que establezcamos vínculos afectivos y emocionales con otras personas, aumenta el deseo sexual, la sensación de placer durante las relaciones sexuales y se encarga de estrechar el lazo afectivo entre madres e hijos.

    Melatonina: es la que regula los ciclos del sueño y vigilia, frena el envejecimiento prematuro de las células y protege el sistema neurológico. La falta de melatonina causa insomnio y cansancio, lo que contribuye en nuestro malestar.

    Más hormonas que intervienen

    Adrenalina: una buena dosis de adrenalina nos dará la motivación que necesitamos para superar cualquier obstáculo que nos podamos encontrar, a disfrutar de las relaciones y a ser más productivos. No tener suficiente adrenalina puede causar depresión y falta de motivación.

    Serotonina: controla el estado de ánimo, reduce la agresividad, controla el apetito y el deseo sexual, así como la temperatura corporal y los ciclos del sueño.

    Dopamina: esta hormona se encarga del circuito de recompensas. Es decir, es la que nos permite sentirnos bien después de haber logrado un objetivo que nos habíamos marcado. Esta hormona está estrechamente ligada a la motivación.

    Hormonas tiroideas: estas hormonas participan en muchos procesos de nuestro sistema y controlan varias emociones, como, por ejemplo, mejoran la sensación de bienestar y el estado de ánimo.

    ¿Cómo podemos controlarlas?

    Para aseguraros que tenéis buenos niveles de cada una de estas hormonas, lo mejor es que os hagáis una analítica. Será vuestro médico o facultativo, el que os diga si estáis dentro de los niveles adecuados. En caso de que no sean los correctos os dirán cuáles son las mejores formas de aumentarlos o reducirlos.

    En cuanto tengáis buenos niveles, notaréis que os sentís mucho mejor, que sois más felices. Tendréis mejor humor y disfrutáis más de una vida placentera. Este es el secreto del bienestar, controlar las hormonas que participan en estos procesos y estimular su aparición. ¿Se puede pedir más?

  • CLAVES PARA TENER PENSAMIENTOS POSITIVOS

    CLAVES PARA TENER PENSAMIENTOS POSITIVOS

    Tener pensamientos positivos tiene grandes ventajas. Nos ayudará a tener más éxito en la vida, a vivir con menos estrés y a estar de mejor humor.

    Pero hoy en día, con las prisas, el estrés y las responsabilidades, a veces, es difícil tener pensamientos positivos.

    Muchos dan mucha importancia a la salud física, a hacer deporte, pero se olvidan de la salud mental o emocional, que es igual de importante, o incluso más si cabe.

    Como no siempre es fácil conseguir un estado de positivismo, hoy os daremos unos consejos fáciles de poner en práctica para que encontréis vuestro camino hacia la paz y la  felicidad. Además, si tú eres feliz, los de tu alrededor también serán felices porque, ¡La felicidad es contagiosa!

    Para empezar, tenemos que saber que la felicidad se consigue en 3 pasos: pensar, sentir y actuar.

    Los sentimientos positivos facilitan pensamientos y comportamientos positivos, y estos facilitan sentimientos y pensamientos saludables. Es como una rueda de hábitos y costumbres  positivos que se retroalimentan.

    Para conseguir el equilibrio entre lo que pensamos, sentimos y hacemos, debemos poner en práctica una serie de aspectos. Si lo hacéis, veréis que os sentiréis más relajados, más felices y menos estresados.

    9 consejos para tener pensamientos positivos siempre:

    1. Céntrate en el presente: tenemos que centrarnos en el momento presente, aceptar todo lo que nos está pasando, ya sea bueno o malo. Dando la importancia que se merece cada hecho que nos ocurre. Si nos preocupamos por cosas del pasado o cosas que puedan ocurrir, tendremos la mente llena de pensamientos negativos. Debemos minimizar las preocupaciones y los medios.
    2. Usa lenguaje positivo: en lugar de quejarnos, debemos esforzarnos en buscar palabras bonitas y positivas, esto hará que pensemos de forma más positiva.
    3. Visualización positiva: se trata de visualizar recuerdos o pensamientos positivos o creativos. Si los visualizamos, será más fácil que tengamos pensamientos positivos. De esta manera tendremos una química más saludable y potenciaremos el sistema inmunitario.
    4. Aceptar que no todo es perfecto: hay situaciones y cosas imperfectas, que no podemos hacer nada para cambiarlas y que no todo saldrá como lo planeamos. De esta manera viviremos más relajados, nos sorprenderemos con los resultados de las cosas y tendremos menos frustración.
    5. La risa: tenemos que procurar reír mucho, porque cuánto más nos reímos, más activaremos nuestro sistema emocional. Disminuiremos el estrés, segregaremos endorfinas (la hormona de la felicidad) y reforzaremos nuestro sistema inmunitario. Además, facilitamos la aparición de la sensación de bienestar.
    6. Rodéate de gente positiva: El positivismo es contagioso, si te rodeas de gente que piensa en positivo, tu también lo harás, y viceversa. Al estar tu más positivo favorecerás la creación de un entorno positivo y harás más feliz a la gente.
    7. Contribuye con la comunidad: es una de las mejores maneras para sentirse positivo y contento con uno mismo. Ayudar a los más necesitados, nos hace más felices.
    8. Escuchar música: la música modifica nuestros ritmos internos creando una experiencia emocional. Eso sí, para que el efecto sea positivo, debemos percibirla como algo satisfactorio.
    9. Haz ejercicio físico: hacer deporte facilita la producción de hormonas que contribuyen en nuestro bienestar, por lo que inmediatamente después de practicarlo, nos sentiremos mejor. Esto no solo mejora nuestro humor, sino que también aporta beneficios a largo plazo en nuestra salud.

    Si eres de los que pones en práctica todo estos consejos, seguro que eres una persona positiva y por ende más feliz.

    Si por el contrario, no pones estos consejos en práctica, ya sabes lo que debes hacer si quieres cambiar tu tipo de pensamiento.

    En WellWo, queremos ayudarte a tener una vida más saludable y con menos estrés, tanto en el ámbito familiar, como en el ámbito laboral.

  • 9 CONSEJOS PARA CURAR HERIDAS EMOCIONALES

    9 CONSEJOS PARA CURAR HERIDAS EMOCIONALES

    Todos tenemos heridas emocionales o las podemos llegar a tener en algún momento de nuestra vida. Algunas de ellas las cerramos sin problema, otras creemos que las hemos cerrado pero se vuelven a abrir más adelante en el momento más inesperado.

    Pasar por ciertas situaciones puede ser muy duro para nosotros. Estas situaciones nos hacen acumular ansiedad y otras emociones negativas. No siempre sabemos cómo gestionar estas emociones. Por esta razón, hemos preparado esta guía para que sea más fácil superar cualquier tipo de situación angustiosa.

    Antes de saber cuáles son las diferentes maneras de curarse de una herida emocional, primero debemos saber qué es exactamente este tipo de herida y cómo se produce.

    Las heridas emocionales son las secuelas que nos dejan la vivencia de una experiencia incómoda o desagradable. Estas experiencias nos causan dolor profundo, ira o incluso miedo. Cualquier situación que nos cause daño, puede generarnos una herida emocional.

    Una vez vivimos esta experiencia, podemos recordarla de forma constante, durante años. Por ello, es de vital importancia encontrar una forma que nos ayude a gestionar las emociones que nos provoca, como por ejemplo frustración. A través del amor y la comprensión lo conseguiremos.

    Reconocer una herida emocional es fácil, solo tenemos que recordar el momento que nos hizo sentir incómodos o en el que creíamos que se estaba cometiendo una injusticia. Lo cierto es que hay muchos tipos de heridas emocionales.

    Las técnicas que os ayudarán a cerrar estas heridas emocionales son:

    El autoconocimiento:

    Conocerse a uno mismo es clave para reconocer lo que nos hace daño. Una vez lo sepamos, podremos buscar soluciones y trabajar para superarlas. Conocernos bien también nos ayudará a reaccionar de cierta forma en determinadas situaciones para que no nos hagan tanto daño. También nos ayuda a ser personas más auténticas.

    Aceptar que las heridas emocionales forman parte de nosotros:

    Para poder procesar cualquier situación, debemos aceptarla. Creer que podemos saltarnos este paso porque no podemos permitirnos estar tristes, sentirnos culpables o no saber gestionar una emoción, es contraproducente. No ayuda a sanar las heridas. Por lo tanto, si queremos cerrarlas, primero debemos aceptarlas. Para ello, debemos observarlas, dejar que florezcan y que nuestro cuerpo y mente sigan el proceso natural que necesitan.

    Tenemos que expresar nuestras heridas:

    Todas las emociones que sentimos son necesarias, ninguna es mala. Siguiendo con el punto anterior, para que puedan seguir su curso natural, debemos expresarlas.

    Una buena técnica para que puedan fluir es darles paso cuando revivimos el momento que nos produce dolor. Lo podemos hacer hablando, paseando o buscando una acción que nos permita expresarnos.

    Deja que las cosas fluyan:

    Muchas veces no podemos seguir con nuestra vida porque no somos capaces de dejarnos llevar. Lo queremos controlar todo y le damos mil vueltas a un mismo tema. Esto nos provoca estrés y ansiedad. Lo mejor que podemos hacer es dejarnos llevar, dejar que las cosas fluyan y sigan su curso natural. Sin intentar controlar nuestro futuro o cambiar el pasado. Pues está fuera de nuestro alcance.

    Aprender a gestionar las emociones:

    Gestionar las emociones permite cerrar heridas. Si aprendemos cómo comunicar y utilizar los sentimientos, las podremos cerrar antes. Para hacerlo debemos aprender de las experiencias pasadas.

    La resiliencia es la clave:

    Es la capacidad de sobreponerse ante una situación negativa. Nos ayudará a encontrar nuestro propósito en la vida y a superar los momentos malos.

    Hay que mantener la motivación:

    No siempre es fácil pero podemos hacer deporte, realizar obras de arte, meditar… Hay un sinfín de actividades que podemos hacer para desconectar o ver la situación desde otro punto de vista.

    No dudes en pedir ayuda:

    Puede que sea difícil reconocer que no podemos con todo. Pero a veces es necesario que alguien nos ayude a superar ciertas situaciones. Hay profesionales que nos pueden ayudar a gestionar mejor la situación, a reconocer ciertas emociones que no sabíamos que sentíamos. A controlar los momentos de dolor. Nos ayudarán a encontrar lo que no está bien y cómo podemos gestionarlo. No debemos sentirnos mal o fracasados cuando recurramos a un especialista. Significa que somos capaces de reconocer que necesitamos ayuda y que queremos mejorar la situación.

    Hay que ser empáticos:

    De la misma manera que nosotros nos podemos sentir mal, debemos tener en cuenta que otras personas pueden tener heridas emocionales. Para poder cuidarlos y ayudarlos en lo que necesiten. La empatía es la capacidad de ponerse en la piel de la otra persona. Esto nos ayudará a entender lo que sienten y poder ayudarles de la mejor forma posible.

    Cerrar una herida emocional no es fácil pero es posible. Hay que ser constante con lo que sentimos y con lo que sienten los demás para mejorar la calidad de vida de nuestro entorno.