LA SALUD MENTAL EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

La salud mental

 

La salud mental en la infancia y la adolescencia es un tema cada vez más relevante en nuestra sociedad contemporánea. Según datos del Grupo de Trabajo Multidisciplinar sobre Salud Mental en la Infancia y Adolescencia, aproximadamente 1 de cada 7 niños enfrenta algún tipo de problema de salud mental. En los últimos años, los casos de ansiedad, depresión y trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se han multiplicado significativamente, con un aumento de hasta tres o cuatro veces desde 2019. Además, los comportamientos suicidas entre los jóvenes han experimentado un preocupante incremento del 59%.

Este panorama se ha visto aún más agravado por la pandemia de coronavirus, que ha exacerbado los problemas de salud mental entre la población infantil y adolescente. Este grupo demográfico, ya vulnerable, ha enfrentado dificultades adicionales debido al impacto socioemocional del confinamiento, la incertidumbre y los cambios en la rutina diaria que han dejado huella.

LOS TRASTORNOS MÁS COMUNES EN LA SALUD MENTAL EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA

Los problemas emocionales influyen en el bienestar y en el desarrollo de niños y niñas. Entre los trastornos comunes que afectan la salud mental en época escolar se encuentran los siguientes:

Ansiedad

Cuando los/as estudiantes experimentan ansiedad, pueden tener dificultades para concentrarse en clase y participar en actividades sociales. La preocupación constante y los síntomas físicos relacionados con la ansiedad pueden afectar su rendimiento en los exámenes y su interacción con sus compañeros/as.

Depresión

Provoca falta de energía e interés en las actividades escolares. En la infancia y la adolescencia, las personas que luchan contra la depresión pueden sentirse abrumadas, lo que les dificulta cumplir con las responsabilidades académicas y relacionarse con sus compañeros y compañeras.

Dificultades de atención

Muchos y muchas estudiantes enfrentan dificultades para mantener la atención en clase y seguir las instrucciones. Esto afecta a su rendimiento académico y sus relaciones con las demás en el entorno escolar.

Trastornos del Espectro Autista (TEA)

Los niños y las niñas con TEA pueden tener dificultades para socializar, comunicarse y adaptarse a los cambios en la escuela. Requieren apoyo adicional y adaptaciones para sobrellevar su aprendizaje en entornos educativos.

Trastornos de ánimo

Los/as estudiantes que los presentan pueden experimentar cambios extremos en el estado de ánimo, lo que puede afectar su comportamiento y rendimiento en la escuela y producir dificultades para mantener la concentración y participar en actividades escolares

Trastornos Alimentarios

La anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón, entre otros, pueden afectar la energía y la concentración de los/as estudiantes, provocando ausencias frecuentes debido a problemas de salud asociados.

Traumas

Los/as estudiantes que han experimentado traumas pueden desarrollar trastornos de estrés postraumático, lo que interfiere con su participación en actividades escolares y su rendimiento académico.

Presión académica

Las altas expectativas académicas para tener éxito y la presión que les ponen los/as adultos/as a los niños y las niñas, pueden contribuir al estrés y la ansiedad de los/as estudiantes, dificultando su asistencia a clases y su desempeño académico.

Problemas familiares

Los problemas dentro de los hogares, como las separaciones y los divorcios mal gestionados, la violencia familiar o la falta de apoyo, pueden afectar el rendimiento académico de los/as estudiantes y sumar nuevas dificultades a las que ya enfrentan.

Ciberbullying

El acoso online y otras formas de ciberbullying pueden tener un gran impacto en la salud mental de los estudiantes, afectando su capacidad para aprender y su bienestar emocional en general.

INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA EN INTERNET

El impacto de internet y el uso del móvil en la salud mental de niños y adolescentes ha sido objeto de numerosos estudios y debates en los últimos años. Si bien los resultados no son concluyentes, existe consenso en que el efecto de estas tecnologías depende en gran medida de cómo se utilicen.

Según Adolfo Jarne, psicólogo experto en el tema, las tecnologías en sí mismas no son ni buenas ni malas; su influencia está determinada por la forma en que se emplean. Por otro lado, Alicia Álvarez, doctora en Psicología, destaca que las redes sociales y el móvil pueden ser perjudiciales cuando generan adicción y cuando la autoestima de los adolescentes depende excesivamente de ellas. Sin embargo, señala que es natural que durante la adolescencia se busque el refuerzo y la aprobación externa, y que las redes sociales pueden amplificar esta necesidad.

Ambos expertos coinciden en que es fundamental considerar cómo se utiliza la tecnología. Por ejemplo, durante la pandemia, internet permitió a los/as adolescentes mantenerse comunicados, lo que muchas personas consideran que fue beneficioso para su bienestar emocional. Sin embargo, aún queda por verse cuáles serán los efectos a largo plazo de estas tecnologías en la salud mental de esta población.

SALUD MENTAL EN LA INFANCIA Y LA ADOLESCENCIA: UN ASUNTO DE TODOS Y TODAS

Cuidar la salud mental en la infancia y la adolescencia en entornos educativos y de cuidado implica crear un ambiente propicio que fomente el desarrollo emocional, las habilidades sociales y la detección temprana de problemas de salud mental. La salud mental escolar abarca desde la atención a las necesidades de los bebés hasta el apoyo emocional a los estudiantes mayores.

Es crucial adoptar un enfoque integral que involucre a estudiantes, familias, personal escolar, cuidadores y profesionales de la salud mental. Ofrecer las herramientas necesarias para gestionar el estrés, las emociones y las relaciones de manera saludable. Además, la participación activa de las familias y el apoyo a las iniciativas escolares son fundamentales para fortalecer el bienestar mental de los niños y adolescentes.