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El Net Promoter Score (NPS) es un sistema y un indicador para medir la satisfacción del cliente y también su lealtad.
El NPS se basa en una sola pregunta: «¿Cuán probable es que recomiende el producto o servicio a un familiar o amigo?». Para ello se les pide calificar en una escala de 0 a 10, donde 0 es «Muy improbable» y 10 es «Definitivamente lo recomendaría».
Según los resultados, los clientes se clasifican de la siguiente manera:
Promotores: Los que responden asignando 9 o 10 puntos.
Pasivos o indiferentes: Los que asignan 7 u 8 puntos.
Detractores: Los que otorgan 6 puntos o menos.
¿Cómo calcular el NPS?
Para obtener su resultado se restan los detractores a los promotores, luego este resultado se divide entre el total de respuestas obtenidas (incluidos los pasivos o indiferentes) y se multiplica por cien (100). A través de esta fórmula se consigue una puntuación, descubriendo así el nivel de lealtad de sus clientes.
Número de promotores (9 y 10) – Número de detractores (del 0 al 6)
————————————————————————————— x 100 = “X”
Número de respuestas (del 0 al 10)
El índice NPS puede ser tan bajo como -100 (todo el mundo es un detractor) o tan alto como 100 (todo el mundo es un promotor).
¿Cómo saber el nivel de satisfacción del producto o servicio prestado?
En función de su puntuación se puede considerar la siguiente tabla:
En nuestra vida cotidiana, hacemos muchas actividades. Al hacer estas actividades cada uno adopta la postura que cree más adecuado o con la que se siente más cómodo. Lo que no sabemos, es que muchas de estas posturas pueden ser perjudiciales para la salud. De ahí la importancia de tener una buena higiene postural para evitar daños o lesiones.
Aunque nunca es demasiado tarde para mejorar la postura, es importante adoptar una buena higiene postural en cuanto antes para evitar dolor lumbar, cervical o en las piernas, entre otros.
Para que sea más fácil para todo el mundo adoptar una buena higiene de la postura hemos preparado un seguido de recomendaciones, fáciles de poner en práctica.
Desde WellWo, queremos explicarte en que consiste la higiene postural, tanto en tu vida personal, como en el ámbito de trabajo, ayudando a que tengas buena salud y bienestar laboral.
¿Qué es la higiene postural y por qué es tan importante?
La higiene postural son unas normas, consejos y actitudes que nos ayudarán a mantener una postura correcta. Estas posturas las debemos adoptar tanto cuando estamos quietos como si estamos en movimiento para evitar posibles lesiones.
De este modo, aprenderemos cómo proteger la espalda principalmente (aunque también protege el resto del cuerpo) cuando hagamos nuestras actividades y tareas en el día a día. Aprender estas técnicas nos permitirá hacer las actividades de forma más eficaz, reducir el dolor y prevenir lesiones.
El siguiente paso para mejorar nuestra higiene postural, es estudiar nuestro entorno para poder adaptarlo para tener una buena postura siempre. En este sentido, deberemos analizar nuestro trabajo, teniendo en cuenta el mobiliario y las condiciones en las que trabajamos para que se adapten a ciertas características, como la luz, las actividades que realizamos… En casa también lo deberemos hacer.
Principales recomendaciones para una buena higiene de la postura:
A continuación, encontraréis una serie de consejos para mejorar la postura en función de la actividad que llevéis a cabo:
Medidas generales a adoptar:
Hacer ejercicio para fortalecer los músculos y los huesos. Esto dará elasticidad y corregirá nuestra postura.
Calentar antes de hacer ejercicio para no lesionarnos
Evitar estar en la misma postura durante largos periodos de tiempo. Podemos alternar entre las actividades que hacemos de pie y las que hacemos sentados.
Descansar un poco entre cada actividad
En caso necesario, adaptar el entorno: mobiliario, distribución, altura, iluminación, etc. A nuestras características para que estemos más cómodos y la espalda esté más segura.
No hacer los movimientos con prisas.
Consejos para cuando estemos tumbados:
Tumbarnos bocarriba, si nos sentimos incómodos, podemos girarnos un poco sobre un lateral del cuerpo.
Cuando estamos sentados:
Apoyar los dos pies al suelo y mantener las dos rodillas alineadas.
La columna debe estar en la misma postura que cuando estamos de pie. Para ello la silla debe tener una pequeña prominencia en el respaldo.
Procuraremos girar todo el cuerpo a la vez.
Nuestra pantalla del ordenador debe poder orientarse e inclinarse. Debe estar a unos 45 centímetros de los ojos, a la misma altura o un poco por debajo.
Poner los brazos y las muñecas rectos, flexionando el codo en un ángulo recto.
Si estamos sentados muchas horas, debemos levantarnos cada hora para caminar un poco y estirar.
Para levantar y llevar peso:
Nos agacharemos flexionando las rodillas, manteniendo la espalda recta y la cabeza alta. Los pies deben estar lo más cerca posible del objeto que vayamos a levantar.
Levantaremos el peso solo hasta la altura del pecho. Siempre manteniendo los codos flexionados.
Para estar de pie:
Mantendremos un pie sobre un objeto y al rato lo cambiaremos por el otro. Es importante cambiar de postura frecuentemente.
Si podemos, debemos andar a menudo
Si debemos usar los brazos, procuraremos que podamos apoyar los antebrazos.
Evitar los zapatos de tacón.
Para levantarnos y sentarnos:
Para levantarnos de la cama: nos pondremos sobre un costado, apoyaremos los brazos a la cama y nos levantaremos de lado hasta estar sentados.
Si nos levantamos de una silla nos apoyaremos en los reposa-brazos
Para sentarnos en el coche debemos sentarnos con los pies fuera del coche. Después giramos y ponemos primero un pie y luego el otro. El peso debe recaer en las manos.
Cuando hagamos las tareas del hogar:
Cuando freguemos, barramos o pasemos el aspirador, debemos asegurarnos que el palo es suficientemente largo como para estar con la columna recta, no inclinada.
Para limpiar los cristales pondremos la mano derecha delante y el pie derecho un poco más adelante que el pie izquierdo. Con la mano izquierda nos apoyaremos al marco de la ventana (a la altura del hombro). Si limpiamos con la mano izquierda, invertiremos la postura.
Cuando planchemos debemos elevar la plancha hasta el ombligo y poner un pie sobre un objeto elevado. Cambiaremos de pie pasados unos minutos.
Al fregar los platos también debemos tener el fregadero a la altura del ombligo, si es posible. La espalda debe estar recta y los brazos flexionados en ángulo recto. También debemos poner un pie en alto y cambiarlo de vez en cuando.
Hoy en día hay mucha gente trabajando en una oficina. Muchos de los empleados creen que es un entorno en el que no hay riesgos laborales en la oficina. Pero la verdad es que como en cualquier otro trabajo, los hay. Es importante tomar una serie de medidas, para que no ocurra ningún accidente en la oficina.
Trabajar en un despacho nos hace más propensos a sufrir una serie de riesgo que pueden causarnos problemas de salud laboral. Hay muchos factores externos que pueden afectar a nuestro rendimiento en el trabajo, a nuestro estado de salud físico y mental. Por eso es tan importante tomar el tiempo necesario para analizarlos y buscar la mejor forma de prevenirlos.
Principales riesgos laborales en la oficina que podemos encontrar:
La prevención de riesgos laborales en la oficina se clasifica en tres principales categorías: Según la carga postural, las condiciones ambientales y los aspectos psicosociales.
En función de la carga postural:
El entorno laboral: hay que evitar las posturas que fuerzan el cuerpo o que son muy estáticas. Teniendo en cuenta que trabajar en una oficina implica pasar muchas horas sentado, es fundamental crear conciencia sobre la importancia que tiene una buena postura, y la importancia de cambiar de postura y hacer movimientos cada cierto tiempo. Debemos prestar especial atención: al espacio que ocupan las piernas, la altura del escritorio, las zonas cercanas dentro del área de trabajo.
La mesa de trabajo: este elemento puede ser el origen de dolencias en hombros y cuello. Cada mesa debe tener el tamaño adecuado para que podamos distribuir los elementos que usamos para trabajar. Esto nos evitará tener que hacer un giro de cabeza o tensar el tronco. Podemos usar materiales complementarios que nos ayuden a mejorar su funcionalidad y ergonomía.
La silla: puesto que vamos a pasar la gran mayoría de nuestra jornada laboral sentados en la silla, esta debe ser la adecuada para que nos evite adoptar posturas contraproducentes para nuestra salud.
El equipo informático: la posición en la que se encuentra el ordenador también hay que estudiarla para que no nos haga forzar la cabeza, la espalda, el cuello ni los hombros. Pero no solo el ordenador, también hay que vigilar el teclado, el ratón y los programas informáticos.
Según las condiciones ambientales de la oficina:
La temperatura: gozar de unas condiciones climáticas adecuadas es primordial para el buen desarrollo de las funciones laborales y el bienestar de los empleados. No debe hacer ni demasiado frío ni demasiado calor.
El ruido: prevenir el ruido es uno de los aspectos más básicos. Como con la temperatura, tener un ambiente demasiado ruidoso impediría trabajar correctamente, reduciría la facilidad de comunicación y de concentración.
La humedad del ambiente: las consecuencias de una humedad incorrecta, son: sequedad en los ojos y las mucosas, aparición de moho en las paredes o condensación en superficies frías. El riesgo es más alto en las oficinas donde se pueda crear electricidad estática.
Las vibraciones: este factor se considera un contaminante físico y, en consecuencia, puede tener efectos negativos para la salud. Por ejemplo, lesiones físicas, alteración del sistema nervioso o trastornos vasculares.
La iluminación: una mala iluminación puede causar fatiga visual, problemas de visión, accidentes debido a la falta de visibilidad, deslumbramiento y mucho más.
Los aspectos psicosociales a tener en cuenta:
Estos riesgos son los que causan más bajas laborales. Entre ellos, encontramos la sobrecarga laboral, el estrés, la insatisfacción laboral, la depresión, la falta de motivación o el mobbing.
A continuación os explicamos cómo poner en práctica 4 sencillas técnicas para reducir los riesgos laborales en la oficina.
Mejorar el diseño de la empresa: adaptar el diseño de las instalaciones de la empresa para que se adapte al trabajador y a la normativa vigente es fundamental. También hay que tener en cuenta las diferentes dependencias físicas que puedan tener los trabajadores.
Para adaptar el diseño, hay que estudiar los espacios exteriores, el local, la climatización de las instalaciones, los sistemas de emergencias, la iluminación de las salas y la acústica. Pero también hay que prestar especial atención a la higiene, ya que es algo que no debemos pasar por alto.
Características internas: es en referencia a las instalaciones por dentro. Como por ejemplo los equipos informáticos (y los programas informáticos que se utilizan), el mobiliario, en especial las sillas o mesas. Deben ser ergonómicas, para evitar las dolencias más comunes debidas a una mala postura constante.
Hay que prevenir: no tomar las medidas necesarias para prevenir los daños puede tener consecuencias negativas para la salud. Para empezar, a consecuencia de los sistemas informáticos que utilizan los trabajadores, pueden aparecer molestias y alteraciones en la vista. Otra consecuencia, en este caso pscicosocial, es la causada por el estrés, la falta de motivación o las jornadas demasiado largas, entre otros. Todas estas consecuencias, se pueden evitar con un buen plan de prevención.
Formar e informar el personal: aparte de tomar todas las medidas que hemos mencionado anteriormente. Debemos informar y formar a los integrantes de la empresa. Esto hará que tomen conciencia y que se preocupen más por su salud y por su seguridad en la empresa. Y, sobre todo, que aprendan cómo adoptar estas medias. Porque si les dais material seguro pero no lo saben usar correctamente, también pueden ser un riesgo para ellos.
De esta forma, entre todos, conseguiréis un entorno más seguro y con menos riesgos laborales en la oficina.
Es por es que WellWo, empresa saludable, trabaja para la salud y el bienestar en el puesto de trabajo, ofreciendo programas saludables (antiestrés, para cuidar tu corazón, Mindfulness …), Dosis diarias de vitalidad (ergonomía, higiene postural, estiramientos…)planes nutriciaonales, noticias de interés y consejos.
La motivación en el trabajo se debe fomentar cada día, para que los empleados tengan ganas de trabajar, para que haya un ambiente agradable y den un cambio proactivo.
Se calcula que si un trabajador está satisfecho con su empleo, es un 12 % más productivo y un 31 % más eficiente. Por lo tanto, la motivación en el trabajo es un elemento clave para las empresas.
Otro aspecto que mejora es el compromiso, ya que al sentirse satisfechos y productivos, los trabajadores se comprometerán más con la empresa.
A pesar de ser muy beneficioso para la empresa, no todos los dirigentes saben qué técnicas de motivación en el trabajo deben poner en práctica para satisfacer a sus empleados, por esta razón, hemos preparado este post donde os daremos las principales claves.
¿De qué se trata la motivación laboral?
Antes de daros algunos consejos útiles, primero debemos explicar qué es exactamente la motivación en el trabajo.
Este concepto se refiere a la capacidad que tiene una organización para mantener la implicación de sus empleados y que así rindan lo máximo posible para conseguir sus objetivos.
Como hemos dicho al principio del post, es algo clave para que mejore la productividad, pero también mejora otros aspectos como el trabajo en equipo, para que los empleados se sientan realizados y para que se identifiquen con los valores de la firma. Así se sentirán parte de la empresa y darán el máximo posible para que funcione correctamente.
Una de las mejores estrategias para lograr la motivación en el trabajo es crear una cultura o ambiente en la empresa que permita a los trabajadores ser ellos mismos.
Gracias a sus buenos resultados, son cada vez más, las empresas que ponen en práctica las técnicas de motivación y salud laboral. Nosotros animamos a que todas aquellas empresas que aún no las lleven a cabo, que lo empiecen a hacer. En poco tiempo notarán cómo mejora el ambiente y la productividad de la empresa, ya que es la forma más eficaz de conseguir los objetivos anuales. Los empleados son el activo más valioso de una organización, son los encargados de que una empresa triunfe. Por lo tanto, hay que dedicarles tiempo y esfuerzo para que puedan trabajara gusto.
Tipos de motivación en el trabajo
En función de su origen:
Intrínseca: la generan internamente una persona (por ejemplo el nivel de satisfacción que tiene), la empresa no puede influir en este nivel.
Extrínseca: es la que se genera por elementos que no tiene que ver con el empleado, en este caso, la empresa sí que puede y debe influir.
En función del carácter del estímulo:
Positivo: se percibe al elemento motivador como un premio o una recompensa.
Negativo: lo asocian a una amenaza o a un castigo.
En función del nivel de necesidad que tiene el trabajador:
Primaria: lo que hacen las personas para cubrir sus necesidades primarias.
Social: el trabajador actúa de determinada forma para ser aceptado dentro de un grupo social.
Aunque una empresa lleve a cabo una política motivacional con sus empleados, debe tener en cuenta que hay ciertos factores que influyen y que harán que esta política sea un éxito o no (y en qué medida) en cada trabajador. No todo el mundo se encuentra en las mismas circunstancias ni tiene las mismas necesidades, por lo que, lo que puede funcionar en un trabajador, puede no funcionar con otro.
La motivación en función de los factores
El puesto del empleado: se refiere a lo a gusto que está un empleado con su puesto y de las aspiraciones que tiene.
La autonomía que tengan: es importante que los trabajadores sientan que tienen responsabilidades y libertad para dar su opinión, para aportar ideas, etc. Así sentirán que son esenciales e importantes.
El ambiente laboral: el clima que haya dentro de la empresa es fundamental para que se sientan integrados y motivados. También hay que procurar que se sientan identificados con los valores de la empresa.
Las condiciones en las que trabajan: el salario, las primas, el horario flexible o la posibilidad de poder trabajar desde casa y el resto de condiciones influyen en que un empleado se sienta motivado o no para ir a trabajar y llevar a cabo sus funciones con eficiencia.
El onboarding: se trata de poner en práctica una serie de medidas para que los nuevos empleados se sientan integrados (de forma rápida y perfecta desde el minuto en el que llegan).
5 técnicas de motivación en el trabajo:
Ahora que ya sabemos qué es exactamente y qué factores influyen, podemos ver las estrategias que puede llevar a cabo una empresa para motivar a sus trabajadores.
Dar incentivos: cuando un trabajador consigue un logro, se debe reconocer y premiar cómo es debido. Esta recompensa puede ser económica o de otra forma como con un viaje o unas vacaciones.
Promocionar al trabajador: para que se sientan motivados deben saber que pueden ser promocionados y conseguir un ascenso laboral, con la consiguiente mejora de sueldo.
Hay que definir los objetivos y las tareas: todos deben saber cuáles son sus funciones, cuales son sus objetivos y los del grupo en general, para que pueda esforzarse y aprenda a trabajar en equipo.
Organizar bien los empleados: hay que dar el puesto a los empleados en función de las capacidades y habilidades que tengan. Si un empleado ve que está en un puesto donde no puede demostrar su valía, estará desmotivado.
Ofrecer una formación: para conseguir la promoción y para que se sientan realizados, no hay nada mejor que ofrecer la posibilidad de formarse para seguir aprendiendo y poder subir de puesto.
Gracias a estos consejos, las empresas serán capaces de establecer un plan de motivación en el trabajo para sus empleados, adaptado a sus necesidades y expectativas. Así, conseguirán que rindan más, que haya un mejor ambiente en las oficinas y que la empresa logre los objetivos que se ha marcado.
Todo trabajo conlleva una serie de riesgos laborales, sin embargo, en determinados sectores la exposición a los riesgos es mayor. Por esto, las empresas deben implantar un plan de prevención de riesgos laborales para intentar evitar los accidentes laborales
¿A qué consideramos un riesgo laboral?
Consideramos riesgos laborales a todo aquello que puede afectar de forma directa o indirecta la continuidad o el buen desarrollo de las actividades de las empresas. En concreto nos referimos a todo aquello que supone una amenaza, un obstáculo, un daño, un incidente, un siniestro o un accidente.
Cómo es lógico, pueden provenir de cualquier lado. Hay dos formas de clasificarlos, los que ocurren dentro de la empresa y los que ocurren fuera.
Tal como hemos dicho antes, no todos los trabajos están expuestos al mismo tipo de riesgos. Esta exposición depende de varios factores, como por ejemplo el lugar del trabajo, la tarea que se lleva a cabo, la actividad de la empresa… Hay que tener en cuenta que no todas estas amenazas suponen un riesgo, por eso se clasifican. Para que un elemento se considere un riesgo para la empresa, debe cumplir con al menos uno de estos requisitos:
Suponer una amenaza alta para la empresa.
Poder tener efectos negativos a su actividad.
Entorpecer el desarrollo de las funciones de los trabajadores.
Diferentes tipos de riesgos laborales:
Mecánicos: los que son causados por utilizar máquinas, herramientas, objetos, equipos y demás materiales que podrían provocar un accidente.
Físicos: son los que pueden afectar directamente a las propiedades físicas de las personas. Encontramos la luz, la radiación, la temperatura de las instalaciones, el ruido al que están expuestos los trabajadores, etc.
Químicos: en este grupo se encuentran aquellas sustancias que cuando tocan el cuerpo humano, pueden provocar quemaduras, una intoxicación o una lesión del sistema. El grado de la lesión depende de lo concentrada que esté la sustancia y el tiempo que está en contacto con la piel.
Locativos: engloban el diseño, la construcción, el mantenimiento o deterioro de las oficinas dónde se lleva a cabo el trabajo. También se refiere al material con el que están hechas dichas oficinas.
Biológicos: son los compuestos de origen orgánico (hongos, bacterias, virus, parásitos, plumas, etc) que encontramos dentro de una empresa y que pueden afectar a la salud de los empleados.
Psicosociales: en este grupo nos referimos a cómo interactúan los trabajadores dentro de la empresa, en qué condiciones trabajan, las necesidades que tienen y las posibles enfermedades o condiciones que pueden tener en su consecuencia.
De la información: incluimos la confidencialidad, integridad y gestión de toda la información de la empresa y de sus clientes.
Meteorológicos: son los fenómenos de la naturaleza, pueden tener origen geológico, meteorológico o hidrológico.
Como veis, hay hasta 8 orígenes posibles, por esto es muy importante que las empresas creen e implanten un plan de prevención de riesgo laborales. Para formar a los empleados y los directivos de cómo se pueden evitar y cuales son los hábitos saludables que deben adoptar cuando están trabajando.
Colectivos más propensos a sufrir dichos riesgos en en el trabajo:
Los trabajadores que tienen una discapacidad: la ley obliga a las empresas a garantizar la protección de los trabajadores que tienen algún tipo de condición conocida y que esté reconocida como discapacidad física, psíquica o sensorial. Cuando la empresa esté creando el plan de prevención de riesgos laborales, deberá tener en cuenta estos casos y ajustar dicho a plan a sus necesidades, esto también quiere decir que deben adaptar la organización, el equipo con el que trabajan y el lugar de trabajo.
Los empleados jóvenes: son los que tienen entre 18 y 24 años, se ha calculado que tienen hasta un 50 % más de posibilidades de sufrir un accidente en el trabajo. Esto se puede deber a que tienen menos experiencia y formación. Por estos motivos también hay que prestarles más atención y ofrecerles más supervisión.
Las mujeres: la ley española se refiere a protegerlas durante la maternidad, pero a nivel europeo también incluye la protección dentro del mercado laboral. También hay que tener en cuenta que las mujeres suelen sufrir más dolencias en el trabajo debido al uso del material ya que este está diseñado y pensado para el cuerpo de los hombres.
Empleados mayores: como se ha retrasado la edad de jubilación, cada vez hay más trabajadores de edad avanzada. Con el paso de los años se pierden ciertas facultades y habilidades, por lo que también se deben tomar ciertas medidas para ellos.
A los migrantes: se considera que tienen mayor riesgo debido a sus problemas lingüísticos y culturales, los cuales complican su comprensión lectora y oral. Las empresas, para asegurarse de que lo entienden todo, deberán hacer la formación y llevar a cabo la comunicación en el idioma de la persona.
Además de estos 5 principales grupos, hay quienes también consideran a los trabajadores temporales y a los autónomos como grupos de mayor riesgo.
Cada empresa debe elaborar su propio plan de riesgos laborales porque aunque se dedique a lo mismo que otra, sus empleados y sus oficinas tendrán características diferentes con necesidades específicas, tal y como os hemos explicado en este post. De esta forma, se consigue un plan más eficaz que con un plan estándar que no está personalizado. Es importante que las empresas inviertan el tiempo y el dinero necesarios a elaborarlo, no solo para cumplir con la ley, sino para que los trabajadores sientan que trabajan en un entorno seguro y sepan cómo reaccionar en caso de accidente.
También, es muy importante que hoy en día el trabajador sienta que la empresa cuida de su bienestar . Es por ello que la herramienta de WellWo de salud laboral ayuda a cuidar al empleado en 3 pilares básicos: La salud física, salud emocional y la salud nutricional.
Mira este vídeo para saber todo lo que puede hacer la plataforma de WellWo por el empleado: