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  • 12 Síntomas del trastorno de ansiedad

    12 Síntomas del trastorno de ansiedad

    La ansiedad es un sentimiento de temor y puede ser natural, como respuesta a una situación de estrés. Pero cuando las personas tienen un trastorno de ansiedad, este miedo es muy angustioso y no termina en un corto período de tiempo. Por lo tanto, cuando hablamos del trastorno de la ansiedad, nos referimos a una afección en la que este sentimiento de miedo no desaparece, aumenta y empeora con el paso del tiempo. Puede llegar a imposibilitar la vida cotidiana de una persona y acarrear consecuencias como el absentismo laboral

    A continuación conocerás los síntomas más comunes de un trastorno de ansiedad. Si crees que lo puedes estar padeciendo, queremos que sepas que es posible solucionarlo con la asistencia de un/a profesional médico. Con la ayuda de un/a psicólogo/a puedes llegar a identificar y cambiar tu reacción frente a esas cosas que te causan miedo. 

    Síntomas comunes del trastorno de ansiedad

    Preocupación en exceso

    Es una respuesta cognitiva característica de la ansiedad y suele permanecer incluso cuando no hay un motivo. Esta preocupación es aparentemente incontrolable y normalmente tiene relación con el futuro (inmediato o a largo plazo), conduciendo al bloqueo momentáneo de la persona que padece ansiedad y a conductas de evitación o huida. Este estado dificulta la adaptación a los cambios y la concentración de las tareas diarias.

    No poder conciliar el sueño

    La dificultad para regular las emociones es uno de los problemas presentes en la ansiedad y que pueden causar insomnio. La sobreactivación física que provoca los pensamientos intrusivos y las preocupaciones, evitan que una persona pueda conciliar el sueño o permanecer dormida. En este caso, se convierte en un círculo vicioso porque los pensamientos incontrolables no permiten descansar y ese insomnio trae como consecuencia la ansiedad y una mala salud en general.  

    Agitación

    Sentirse ansioso/a hace que el cerebro perciba que estamos en peligro y prepara al cuerpo para una amenaza. Desencadena una serie de efectos: el pulso acelerado, boca seca, sudor o temblor. Cuando una persona tiene ansiedad, es incapaz de reducir este estado de agitación en el tiempo en el que lo haría una persona que no padece este trastorno.

    Comportamiento compulsivo

    El trastorno compulsivo es un tipo de trastorno de ansiedad. Se trata de obsesiones y comportamientos repetitivos compulsivos que no se pueden evitar. Estas obsesiones se entrometen cuando el individuo intenta pensar o hacer otras acciones diarias, a veces resultando muy complicado llevar a cabo su vida.

    Fatiga

    Otro de los síntomas del trastorno de ansiedad es fatigarse fácilmente. La fatiga puede venir provocada después de un ataque de ansiedad o puede ser crónica. La comunidad científica no ha sido capaz de determinar si la fatiga se debe a otros síntomas provocados por la ansiedad, como la tensión muscular o el insomnio, o si es por los efectos hormonales de la ansiedad crónica.

    Duda persistente

    Dudar es un acto natural, pero cuando es constante, la mayoría de veces es hacia uno/a mismo/a. Eso te impide tomar una decisión, se convierte en un bucle y genera angustia e inseguridad, hasta podría tratarse de la llamada duda patológica o persistente. La duda persistente es una característica común en los trastornos de ansiedad.

    Tensión muscular

    Tensionar la mandíbula, el bruxismo o sufrir constantemente tensión en los músculos del cuerpo, puede ser un síntoma de un trastorno de ansiedad. Una gestión de las emociones nula o no saludable provoca consecuencias y, una de ellas, es la contracción continua de los músculos que se trata de una respuesta natural del organismo frente a un peligro o amenaza.

    Problemas digestivos

    Las emociones están directamente relacionadas con la función del aparato digestivo y la ansiedad perpetuada acaba por causar calambres, retortijones, dolor puntual, náuseas o algo más grave como inflamación crónica, permeabilidad intestinal, indigestión y otros trastornos digestivos.

    Huir de las situaciones sociales

    Cuando se siente miedo a socializar hasta el punto de llegar a paralizar, puede ser que estemos frente a un trastorno de ansiedad social. La sensación es de temor cuando se aproxima una situación social, preocupación de que las otras personas te juzguen, miedo y angustia por sentirse expuesto o frente a la posibilidad de ser humillado o avergonzado.  

    Dificultad para concentrarse

    Según estudios, las personas que tienen trastorno de ansiedad afirman tener muchas dificultades para concentrarse. La ansiedad puede llegar a intervenir e incapacitar la memoria funcional, que es la responsable de retener información a corto plazo. Esta es una de las razones por las que las personas que experimentan ansiedad durante un período largo, tienen dificultades para desempeñar las tareas diarias.

    Sensación de pánico

    Los ataques de pánico recurrentes son producidos por una sensación intensa de miedo, provocan debilitamiento y que suelen estar acompañados de taquicardia, sudoración, falta de aire, temblores, presión en el pecho o miedo a perder el control.

    Perfeccionismo

    La ansiedad por perfeccionismo suele ocasionar, entre otras cosas, dificultades para acabar los proyectos, tener un comportamiento muy rígido y controlador. Además, suele ir asociada de una autocrítica muy dura y acompañada de una fuerte inseguridad por no sentirnos lo suficientemente buenos/as e incapaces de controlarlo todo.

  • Cuál es el colesterol bueno y el colesterol malo

    Cuál es el colesterol bueno y el colesterol malo

    Como ya sabéis, el colesterol es una grasa natural que participa en muchos procesos de nuestro organismo para que pueda funcionar correctamente. Hay dos tipos de colesterol, a uno se le conoce como colesterol HDL (bueno) y al otro como colesterol LDL (malo). 

    Hoy en día, es tal la cantidad de información que hay en Internet sobre el colesterol, que es fácil confundirse. No siempre entendemos la diferencia que hay entre el colesterol LDL o malo y el colesterol HDL o bueno, pero es de vital importancia conocerla para entender cuál es la función de cada uno y aprender cómo controlar sus niveles (así no se nos acumulará el malo en las arterias y no nos faltará el bueno para que pueda limpiar nuestro organismo). Es algo muy fácil de entender y nos ayudará a interpretar los análisis de colesterol y mantener una buena salud cardiovascular. 

    Para poder identificarlos y saber qué funciones cumple cada uno, hemos preparado esta guía que te ayudará: 

    Aprende a diferenciar los dos tipos de colesterol HDL y LDL:

    El cuerpo humano fabrica diferentes tipos de lipoproteínas para poder transportar el colesterol desde el hígado hasta las diferentes partes del cuerpo a través de la sangre. Cada lipoproteína tiene un objetivo concreto. 

    Colesterol bueno o colesterol HDL

    Por otro lado, cuando hablamos del colesterol bueno, nos referimos al HDL (High-Density Lipoproteins, en inglés) son las lipoproteínas de alta intensidad. 

    Este tipo de colesterol es el que se encarga de transportar el colesterol que se encuentra en nuestras arterias hasta el hígado para que lo elimine de nuestro organismo. Por eso es tan importante mantener unos buenos niveles de este tipo de colesterol en el organismo, para que podamos eliminar el colesterol malo. 

    Si nos hacemos un análisis de sangre y nos salen unos niveles de colesterol bueno demasiados bajos, nuestro médico nos indicará las mejores técnicas para subirlo. Debemos seguir sus pautas hasta que estemos dentro de los niveles recomendados. 

    Colesterol malo o colesterol LDL

    Cuando hablamos del colesterol malo, nos referimos al colesterol LDL (Low-Density Lipoproteins, en inglés), en referencia al colesterol transportado por lipoproteínas de baja densidad. 

    El LDL es malo porque con el tiempo se puede acumular en nuestras arterias. Esta acumulación es uno de los factores de riesgo que puede causarnos la enfermedad coronaria, aunque también hay otros factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad. 

    Además, también puede influir en la aparición de otras enfermedades del corazón.  

    Si tenemos el colesterol LDL alto no lo notaremos, pues no presenta síntomas. De ahí, la importancia de realizarse un análisis de sangre para detectarlo. La buena noticia es que hay muchas cosas que podremos hacer para bajar el colesterol malo. 

    Aunque se considere malo, el colesterol LDL es innecesario, es decir, que también lo necesitamos porque cumple funciones vitales dentro de nuestro organismo. Lo que hay que hacer es controlar sus niveles para que no sean demasiado elevados y nos pueda causar problemas de salud a largo plazo. 

    Si tenemos alguna pregunta, no debemos dudar en preguntar a nuestro médico, él nos resolverá todas nuestras dudas y nos aconsejará sobre nuestro caso en particular.

  • Cómo empezar a entrenar y mantenerlo en el tiempo

    Cómo empezar a entrenar y mantenerlo en el tiempo

    Empezar a entrenar es una decisión valiosa para mejorar la salud y el bienestar, pero lograr que esta práctica se convierta en un hábito duradero requiere planificación, motivación y constancia. Aquí te contamos cómo empezar a entrenar y mantener el ejercicio en tu vida, disfrutando de sus beneficios y evitando el agotamiento o la falta de motivación. Siguiendo estos pasos, podrás integrar el ejercicio en tu rutina y disfrutar de una vida más activa y saludable.

    1. Establece metas claras y alcanzables

    Al empezar a entrenar, es importante definir qué quieres lograr. Ya sea que tu objetivo sea mejorar tu resistencia, ganar fuerza o simplemente sentirte más activo/a, comienza por establecer metas específicas y alcanzables. Las metas realistas permiten mantener la motivación, y cuando se logran, refuerzan el deseo de seguir adelante. 

    Si es la primera vez que decides empezar a entrenar, no intentes hacer demasiado en poco tiempo. Un buen objetivo inicial puede ser entrenar tres veces a la semana durante 20-30 minutos. Con el tiempo, puedes aumentar la frecuencia y la duración de las sesiones, pero es esencial que al principio te sientas cómodo/a y puedas cumplir tu plan sin dificultades.

    2. Planifica tus entrenamientos

    La planificación es clave para que el ejercicio se convierta en un hábito estable. Empezar a entrenar sin un plan puede llevar a que lo abandones rápidamente. Por eso, dedica unos minutos a organizar tu horario semanal, eligiendo los días y momentos que te resulten más cómodos para entrenar.

    A muchas personas les funciona anotar en su agenda los días de entrenamiento, como lo harían con cualquier otra actividad importante. Al empezar a entrenar, ver el ejercicio como una cita con uno mismo te ayudará a darle la importancia que merece. Si decides comprometerte a entrenar por la mañana o al final del día, mantener la constancia en el horario te ayudará a establecer el hábito.

    3. Encuentra un tipo de ejercicio que disfrutes

    Es más fácil empezar a entrenar si haces algo que realmente disfrutas. El ejercicio no debe ser una obligación, sino algo que aporte bienestar y satisfacción. Existen muchas opciones: correr, andar en bicicleta, practicar yoga, nadar, bailar, levantar pesas o hacer rutinas de calistenia. Si no sabes por dónde empezar, prueba diferentes actividades hasta encontrar la que mejor se adapte a tus gustos y necesidades.

    Elegir actividades variadas y divertidas te ayudará a evitar el aburrimiento y hará que empezar a entrenar sea algo que realmente disfrutes. Recuerda que cualquier actividad que implique movimiento y te haga sentir bien es válida, por lo que experimentar con diferentes opciones también puede enriquecer tu experiencia.

    4. Avanza de forma gradual y escucha a tu cuerpo

    Al empezar a entrenar, es común querer ver resultados inmediatos. Sin embargo, hacer mucho ejercicio al principio o de forma muy intensa puede llevar a agotamiento o lesiones. Es importante ir progresando de manera gradual, permitiendo que el cuerpo se adapte a la actividad física.

    Escuchar a tu cuerpo es fundamental. No debes sentir dolor, y si en algún momento el cansancio es excesivo, es preferible reducir la intensidad o descansar. Uno de los pilares para que empezar a entrenar se convierta en un hábito es mantener el equilibrio entre esfuerzo y descanso, sin presionarte demasiado.

    5. Mantén la constancia y rodéate de apoyo

    Empezar a entrenar es un proceso que lleva tiempo y requiere de constancia. Es posible que no veas resultados en las primeras semanas, pero recuerda que cada sesión es un paso adelante hacia tu objetivo. Si te saltas un día o una semana, no te castigues. Lo importante es retomar y seguir con el plan.

    Contar con apoyo puede marcar la diferencia al empezar a entrenar. Compartir el proceso con amigos, familiares o incluso compañeros de gimnasio puede hacer que el ejercicio sea más entretenido y motivador. Si entrenas en casa, puedes unirte a comunidades online de personas que comparten tus metas. Esto crea una red de apoyo que aumenta la motivación y la constancia.

    6.Incorpora el ejercicio en tu estilo de vida

    Para que el hábito de entrenar perdure, es importante que el ejercicio forme parte de tu estilo de vida. A medida que avances, busca formas de adaptar tus entrenamientos a tu rutina diaria y combínalos con otros hábitos de vida saludable. La alimentación equilibrada y el descanso adecuado son aliados importantes cuando decides empezar a entrenar, ya que te ayudan a recuperar la energía y a mantenerte motivado/a.

    Si empiezas a notar que el ejercicio se convierte en una carga, puedes adaptar el tipo de actividad o la frecuencia para que encaje mejor en tu día a día. Recuerda que la meta es llevar una vida activa y que cualquier forma de movimiento es válida.

    7. Reconoce y celebra tus logros

    Celebrar tus logros, por pequeños que sean, es una excelente forma de reforzar el hábito de entrenar. Al empezar a entrenar, cada objetivo alcanzado, desde completar una semana de entrenamientos hasta mejorar el tiempo o la resistencia, merece ser reconocido. Estas pequeñas celebraciones refuerzan tu motivación y te recuerdan los avances que estás haciendo.

    Puedes recompensarte de muchas maneras: invierte en ropa deportiva nueva, date un masaje o dedica un día a actividades de relajación. Reconocer tus avances, tanto físicos como mentales, te ayuda a consolidar el hábito de entrenar y a disfrutar de cada paso en el proceso.

    8. Haz del descanso una prioridad

    A veces, al empezar a entrenar, se tiende a olvidar la importancia del descanso. Sin embargo, el descanso es parte fundamental de cualquier rutina de ejercicio, ya que permite que los músculos se recuperen y evita el agotamiento. Programa uno o dos días de descanso a la semana para recargar energías y prevenir el sobreentrenamiento.

    Además, el descanso adecuado mejora tu rendimiento y te ayuda a mantenerte motivado/a. Cuando se convierte en parte de tu rutina, el descanso potencia los efectos de tus entrenamientos y facilita que el ejercicio se mantenga en el tiempo.

    Empezar a entrenar, un compromiso contigo mismo/a

    Empezar a entrenar y hacer del ejercicio un hábito duradero requiere paciencia, constancia y, sobre todo, un compromiso contigo mismo/a. Cada vez que decides levantarte a entrenar, fortaleces ese compromiso y avanzas hacia una vida más saludable y activa. A medida que integres estos consejos y adaptes el ejercicio a tus necesidades, empezar a entrenar se convertirá en algo natural y satisfactorio.

    Disfruta del proceso y celebra cada logro en el camino, recordando que cualquier progreso es valioso. Empezar a entrenar es el primer paso hacia una mejor versión de ti mismo/a, y al seguir estos pasos, podrás mantener este hábito en el tiempo y hacer que el ejercicio sea una parte esencial de tu vida.

  • Qué tipos de alimentos nos ayudan a bajar el colesterol «malo»

    Qué tipos de alimentos nos ayudan a bajar el colesterol «malo»

    Todos hemos oído hablar del colesterol y de la importancia que tiene mantener unos niveles adecuados para estar sanos y reducir el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular. 

    El colesterol malo es el colesterol LDL, que son lipoproteínas de baja intensidad. Es transportado por estas lipoproteínas por todo nuestro cuerpo hasta los órganos que lo necesitan para cumplir sus funciones vitales. 

    Se considera malo porque el exceso de este tipo de colesterol en las arterias puede causarnos problemas de salud cardiovasculares, por ejemplo, facilitando la aparición de la enfermedad coronaria. Por eso es tan importante controlar los niveles de colesterol LDL en sangre, para que no sea un factor de riesgo para el desarrollo de estas enfermedades. 

    Si en el último análisis nos ha salido el colesterol malo alto (más de 130 mg/dl) y el médico nos ha aconsejado mejorar nuestra dieta, os recomendamos comer estos alimentos para bajar el colesterol LDL o colesterol «malo»: 

    Alimentos para bajar el colesterol «malo»:

    Lo más recomendable es llevar una dieta equilibrada, que podemos basar en los siguientes alimentos:

    Avena: es un alimento rico en fibra soluble, la cual reduce el LDL porque impide que el colesterol vaya al flujo sanguíneo. Se recomienda ingerir entre 5 y 10 gr de fibra soluble al día. También encontramos este nutriente en las manzanas, los plátanos, peras, alubias, pasas, etc.

    Pescado azul: se recomienda comer al menos 3 raciones de pescado a la semana porque son ricos en ácidos grasos Omega-3 que ayuda a evitar la aparición de coágulos en la sangre y reducen la presión sanguínea, mejorando, así, nuestra salud cardiovascular. Los más recomendados son las sardinas, el atún blanco o el salmón. Es mejor cocinarlos al horno o al vapor para que conserven todas sus propiedades y no tengan grasas saturadas procedentes del aceite que usamos para cocinarlos. 

    Frutos secos: en especial las almendras y las nueces porque son ricas en ácidos grasos poliinsaturados (que son buenos). Comer una ración de 45 gramos al día de frutos secos ayuda a luchar contra la aparición de enfermedades cardiovasculares. Eso sí, es mejor que no estén ni azucarados ni salteados. 

    Aceite de oliva: los antioxidantes que tiene el aceite de oliva ayudan a reducir el colesterol malo sin influir en el colesterol bueno. Es mejor si es aceite de oliva virgen extra, pero tampoco hay que consumirlo en exceso ya que es alto en calorías. 

    Frutas y verduras: son ricas en estanoles o esteroles vegetales, los cuales ayudan a reducir el colesterol malo. Además, son ricas en fibra que también ayuda en este propósito. Lo ideal es comer 3 raciones a la semana de verduras y 5 al día de fruta. 

    Tubérculos y cereales: se puede comer cualquier tipo de ellos, arroz, pasta, pan, etc. Si son integrales, mejor. Porque tienen una gran cantidad de fibra. 

    Beber mucha agua: el agua ayuda a limpiar el organismo.

    Hay otras medidas que podemos poner en práctica para bajar el colesterol. Evitar comer alimentos fritos o ricos en grasas saturadas, reducir el consumo de alcohol, cocinar con grasas buenas, sustituir los lácteos enteros por desnatados. También podemos comer carne magra en lugar de carne con grasa y evitar el embutido, la yema del huevo o los productos ultraprocesados y bollería industrial. 

  • Qué es el colesterol y cual es su función en sangre

    Qué es el colesterol y cual es su función en sangre

    Muchos de nosotros hemos oído hablar que el colesterol es muy importante para la salud. Que es malo tenerlo alto, pero no sabemos exactamente qué es. ¿Qué hace el colesterol en nuestro cuerpo?, ¿Cuál es su función?

    Hoy vamos a explicar la importancia que tiene esta grasa natural en nuestro organismo.

    El colesterol es una grasa natural, donde la mayor parte se fabrica en el hígado. Por lo tanto, todos aquellos animales que tienen hígado la fabrican. Con lo cual, también encontramos dicha grasa en alimentos de origen animal. Aunque también la podemos encontrar en alimentos procesados. Las famosas “Grasas Trans”.

    Es una grasa necesaria para el correcto funcionamiento de nuestro organismo ya que participa en muchos procesos que realiza el cuerpo a lo largo del día y que si no la ingiriéramos nuestros órganos no funcionarían correctamente y nos podrían causar problemas de salud.

    A continuación, os detallamos cuales son estos procesos:

    Funciones principales del colesterol en el cuerpo:

    • Formación de las células: fundamentalmente ayuda con la formación de las membranas de las células de nuestros órganos para que las membranas no sean ni demasiado finas (perderían su consistencia) ni demasiado gruesas (no permitirían que los nutrientes penetraran correctamente). También repara las células dañadas y ayuda a crear células nuevas.  
    • Funciona como un antioxidante: reduce la acción negativa de los radicales libres evitando un envejecimiento prematuro de las células.
    • Ayuda a producir hormonas: participa en la síntesis de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos y gestágenos) y masculinas (testosterona), también ayuda con las hormonas corticoesteroidales. Estas hormonas son fundamentales porque nos permiten hacer ciertas funciones vitales.
    • Sintetiza la vitamina D: ayuda a transformar los rayos de sol que llegan a nuestra piel en vitamina D.
    • Limpia el organismo y ayuda con la digestión: el colesterol es llevado al hígado y se usa para producir la bilis. Por lo tanto, estaremos limpiando nuestro organismo de grasas y eliminando el colesterol malo. Durante este proceso, también ayuda a asimilar los alimentos, por lo tanto mejoraremos la digestión.

    Quién nos debe aconsejar sobre nuestros niveles

    Como veis, las funciones principales que tiene el colesterol son muy importantes para que podamos gozar de buena salud y bienestar en el trabajo o en nuestra vida cotidiana.  Es por eso que recomendamos hacerse analíticas de forma periódica. Siempre con el fin de saber si nuestros niveles son los más adecuados o debemos mejorarlos.

    Sólo nuestro facultativo médico, debe decirnos, qué es lo que debemos hacer para mejorar estos niveles en el caso de que no sean los más recomendados.